El Submarino sigue de crucero
Un gol en el 92’ de Adrián tras una gran combinación entre Bruno y Denis da ventaja al Villarreal. Mignolet había hecho dos paradones antes. Bakambu y Firmino dispararon a los postes. Decidirá Anfield.
Hubo que esperar al minuto 92, pero mereció ser mucho antes. El Villarreal cobra ventaja en la eliminatoria con un golazo de manual fabricado por Bruno, el amor propio personificado, que fue endulzado por el camino por Denis, dueño del futuro, y empujado por Adrián, uno de los pocos en el Submarino que curiosamente sabe lo que es ganar la Europa League. La victoria es corta, aunque esperanzadora. El Liverpool demostró que siendo bueno, no es mejor. Anfield apretará lo suyo. Lo sabe el mundo entero y es la sensación con la que la afición amarilla abandonó su estadio. Pero el equipo de Marcelino lleva 24 partidos sin encajar un gol. Otro más y estará en Basilea.
El Liverpool se impuso únicamente al inicio. Más por su historia y las copas con las que carga que por lo que realmente estaba haciendo sobre el césped. Allen pudo aprovechar el acongojo general pero Asenjo, elegido por Marcelino por sorpresa, estuvo como siempre, providencial. El Villarreal, tras ese rato de tanteo, entendió que no es inferior que su rival. Se sacudió los complejos y comenzó a mostrarse como es: firme atrás, veloz en la creación y hambriento en los metros finales. Por fin desplegó su juego sustentado por dos centrales como rocas. Lo hizo guiado por Bruno, para el que ya no hay adjetivos, y con los pellizcos de Denis y Bakambu. Así gozó de tres buenas ocasiones. Soldado tras un disparo cruzado (11’) y una rosca (42’) y Pina, que se encontró una gran estirada de Mignolet (21’), merecieron algo más de premio al descanso.
El Liverpool reapareció igual de conformista que se fue. El 0-0 le gustaba tanto o más que al Villarreal. Con Origi lesionado (10 goles esta temporada), Sturridge en el banquillo (11) y el gran goleador Coutinho (12) sustituido en el descanso, Klopp tenía más fe en el desgaste del Submarino que en el desborde de su ataque. El Villarreal se vino arriba, y en la primera ocasión que tuvo acarició otra vez el gol: córner de Jonathan y cabezazo de Bakambu al palo. El Liverpool no tuvo más remedio que espabilar. Lo hizo a arreones. Sin necesidad si quiera de mandar. Firmino, en uno de los pocos balones que cazó dentro del área, estrelló su lanzamiento en la base del poste. Ahí comenzó una tregua. La mayoría ya tenía la lengua fuera. El Villarreal ponía fe y el Liverpool, pausa. Hasta que los relevos agitaron al personal. Primero Bakambu pudo marcar en un uno contra uno. Después, a sólo dos minutos del final, Alberto Moreno pudo ejemplarizar que el fútbol no es justo con una galopada originada en una pérdida inútil de Denis. Marcelino se enfadó mucho con el gallego y la respuesta de éste no tardó en llegar. Alzó la cabeza, apretó los dientes y tiró otro desmarque. Bruno le vio y Adrián le siguió. 1-0 y rumbo a Anfied. Lo hará arropado de una ciudad castellonense pequeña pero inmensamente feliz. Con respeto y sin miedo. Ir de la mano de este Submarino es como embarcarse en un crucero.
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