Infiltrado Konoplyanka

Yevhen Konoplyanka jugó 13 veces contra el Shakhtar mientras era jugador del Dnipro. Nunca le marcó. Hoy, aunque los caminos de Emery son inescrutables y su titularidad no está garantizada, los focos en Lviv iluminarán a este jugador indescifrable, del que todos esperan una explosión definitiva (sigue el partido en directo con AS.com). En Konoplyanka y en todos los que le han traído hasta aquí confía el Sevilla para alcanzar la quinta final en la competición de sus sueños. Recuerdos del Schalke (2006) ahora que se cumplen 10 años del gol de Puerta, de Pamplona (2007), Valencia (2014) y Florencia (2015). Desde el Bayern, que ganó la Copa de Europa entre 1974 y 1976, ningún club ha ganado tres títulos europeos consecutivos, sea cual fuera la competición. Hasta ahí podría llegar la dimensión del logro del Sevilla.

Es una semifinal singular. El Shakhthar, que ha hecho de la fusión ucraniana-brasileña su modo de vida, juega a 500 kilómetros de Donetsk, en Lviv, por el conflicto entre ucranios y prorrusos. La semifinal está pareja. El Sevilla es decimoséptimo del ránking UEFA y el Shakhtar, 21º. Por contextualizar, el Villarreal es el 32 y el Liverpool, el 38. Lucescu lleva 212 partidos dirigidos en Europa así que la inexperiencia no es tal. Tiene jugadores jóvenes, sí (Ferreyra, Malyshev) pero también clásicos (Pyatov, Srna o Eduardo Costa) y estrellas (Bernard, Taison). Al Sevilla, pues, le conviene estar alerta. Más en las condiciones que está. Emery quiere máxima concentración ante un equipo con recursos y talento. Eso sí, ¿con tanto corazón? Allá va otra vez el Sevilla.