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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 27 DE ABRIL

El tanto que no celebró Law (1974)

Gol de Denis Law entre un partido entre el Manchester United y el Manchester City.
Diario AS

Denis Law fue un interior en punta de máxima categoría, una verdadera estrella en la segunda mitad de los años sesenta, que jugó en los mejores momentos de la historia del Manchester United, en el que formó parte de un genial trío de ataque con Bobby Charlton y George Best. Nacido en Escocia, Law había empezado como profesional en el Huddersfield, donde en principio dudaron de sus posibilidades por el leve físico de sus diecisiete años. Pero pronto triunfó, con dieciocho debutó en la selección, marcando en su debut ante Gales, en Cardiff. Salta al Manchester City por 55 000 libras, récord de traspaso británico hasta la fecha, pero fue un gran negocio, porque al año es vendido al Torino por 110 000. Como tantos otros británicos antes y después, se aburre en el calcio, entonces ultradefensivo, y ficha por el Manchester United en 1962, por 115 000 libras.

Ahí encuentra su mejor época, junto a los citados Best y Charlton y unos cuantos grandes jugadores más. Con ellos, el United gana por fin su primera Copa de Europa, en 1968, si bien Law no puede jugar la final por una lesión en la rodilla. Antes, en 1963, forma parte de la delantera de la selección del Resto del Mundo (Kopa, Law, Di Stéfano, Eusébio y Gento) ante Inglaterra, en el centenario de la creación del fútbol. Gana el Balón de Oro en 1964. Y acumula partidos y goles con la selección escocesa. Durante años es un favorito para la afición del United, que le apoda «The King», y está orgullosa de él, de su porte elegante, de su juego sutil, de sus numerosos goles.

Pero su carrera iba a tener un final sonado este día. Con treinta y tres años, el Manchester United decide no renovarle el contrato y él ficha, con la carta de libertad, por el Manchester City, para el que va a marcar en el segundo año de su regreso el último gol de su carrera, el que menos hubiera deseado. Sucedió en la jornada final del campeonato, cuando se enfrentaron los dos equipos de la ciudad. El United, en clara decadencia, metido en una reconversión del viejo y glorioso equipo que no le termina de salir, estaba en riesgo serio de descenso. El partido transcurrre entre nervios y emoción y, cuando se acerca el final, Law caza un balón suelto en el borde del área chica del United; aunque está de espaldas, resuelve con un taconazo que entra limpiamente en la portería. Es el 1-0. Law se queda paralizado, no lo celebra, sus compañeros le miran con comprensión, él pide el cambio y es relevado. Será su último gol. Aún jugará un partido con la selección escocesa antes de retirarse definitivamente, dejando una estela de 585 partidos en los que marcó 300 goles, que él bien hubiera querido que se quedaran en 299.

Acabado el partido, supo al menos que la victoria ese mismo día del Birmingham City hubiera provocado igualmente el descenso del United aun en el caso de que el derbi hubiera terminado en empate. O sea: su gol no descendió al United. Pero él eso no lo sabía en el momento de marcarlo y no pudo evitar su sensación de dolor.