366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 11 DE ABRIL
Jornada de huelga en nuestro fútbol (1982)
En los años de la Transición también los futbolistas cambiaron su forma de ver las cosas. Por entonces estaban sometidos a un régimen laboral difícil de calificar, que les dejaba bastante a expensas del capricho de los directivos, que no siempre actuaban correctamente. Uno de los grandes caballos de batalla era el derecho de retención, consistente en que ningún jugador podía abandonar su club si este no accedía al traspaso, aun en la extinción del contrato. La norma fijaba que con un simple aumento del 10 por ciento el club podía renovarlo unilateralmente. La única forma de ganar la libertad por parte del jugador al término de su contrato era actuar una temporada entera sin cobrar. Solo así podía irse. Otro caballo de batalla fue la disposición por aquellos años, por parte de la Federación española, de la limitación a veintitrés años de la edad para jugar en Tercera División, medida que se pretendía protectora de las canteras, o destinada a evitar que la Tercera fuera un cementerio de elefantes. Pero los futbolistas, constituidos en sindicato (AFE), la veían como un cierre de posibles puestos de trabajo y como una provocación, o una medida de chantaje para que aflojaran en otras peticiones.
La tensión duró varias temporadas. En realidad, desde la misma constitución de la AFE, el 25 de enero de 1978. Hubo largas reuniones, negociaciones, rupturas, amenazas de huelga. Porta, presidente de la Federación, y los clubes hicieron un frente común muy duro contra la AFE, cuyas cabezas visibles eran los ex jugadores Quino y Cabrera Bazán. Finalmente, tras más de una huelga convocada y finalmente retirada, la situación llegó a su extremo y se convocó formalmente una huelga (por el límite de edad en Tercera) para la jornada de liga.
El Barça anunció desde el principio que no iría. Los jugadores del Barça cobraban entonces buena parte de su contrato en negro y no estaban en condiciones de hacerlo. En los demás clubes hubo mayoría a favor. El Barça era primero, a un punto de la Real y a tres del Madrid, de modo que cabe imaginar las presiones que en sus clubes recibieron Arconada y Del Bosque (los respectivos cabecillas sindicales de sus plantillas) para que jugaran. En realidad, todas las plantillas fueron presionadas. El viernes por la noche, para máximo disgusto de Del Bosque y de la AFE, la Real se echó para atrás. Y le siguieron varios equipos en cascada. Finalmente solo harían la huelga cuatro plantillas: Real Madrid, Castellón (que ya estaba descendido), Valencia y Zaragoza. Esos equipos jugaron con sus filiales o juveniles, que no eran profesionales. En el Madrid debutó por esa razón Míchel, entonces aún jugador del Castilla, que formó en un sedicente Real Madrid junto a sus compañeros del filial. A su vez debutó ese día en el Castilla Butragueño, ascendido un peldaño, junto a sus compañeros de la Tercera, por ese mismo motivo. El «Madrid-Castilla» ganó 1-2 al Castellón, y uno de los dos goles lo hizo Míchel. Finalmente, el Madrid acabaría la liga tercero. El título sería para la Real Sociedad.