Ocho conclusiones tras la ida de los cuartos de la Champions
La doble jornada de cuartos de final dejó varias postales, momentos, sinsabores y venganzas que ya se saborean.
1. El Madrid se vino arriba muy pronto
El efecto Camp Nou podía manifestarse de dos maneras: como empujón anímico o como una sobreexcitación injustificada y, por lo mismo, peligrosa. Se dio lo segundo: el Madrid que se presentó en el Volskwagen Arena pecó quizás de confiado, de equipo que cree que va ganar con la camiseta. Algo parecido a lo que le sucedió al Barcelona justamente en la derrota del clásico del fin de semana último. El gran riesgo de cantar victoria antes de disputar el duelo, o de celebrar demasiado un triunfo más bien irrelevante en la tabla de clasificación, es que la caída posterior, cuando se produce, es más dolorosa. Y el hoyo al que se cae, más profundo. Los “siempre supimos que sería un partido duro” que ensayaron los jugadores de Zidane tras la derrota en Alemania no convencen a nadie. Está claro que no pensaron que sería un partido duro porque no lo enfrentaron como tal. La Champions, el bálsamo que le quedaba a un Madrid que, por lo demás, realiza una temporada para el olvido, está cuesta arriba. Cantar victoria antes de tiempo, hablar de undécimas y cosas por el estilo, puede costar muy, muy caro.
2. Defensa débil, cambios inoportunos
Está claro, sin embargo, que, como suele pasar, no hay una sola razón que explique la inesperada derrota del Real Madrid. El factor anímico es sólo uno de los motivos. Ensayamos otras hipótesis que tienen más que ver con lo táctico. En primer lugar, la defensa se pasó todo el partido muy mal ubicada. Si sabían, como declararon los jugadores, que enfrentaban a un gran rival, que contragolpeaba muy bien y todo eso, ¿por qué daban tantos espacios a los pocos futbolistas desequilibrantes en el esquema de Hecking? Pepe y Ramos jugaron uno de los peores partidos de su carrera como pareja defensiva, y está claro que han enfrentado a delanteras de bastante más jerarquía. Luego, ¿por qué Zidane ubicó a Danilo en la banda derecha y dejó a Carvajal en el banquillo? El español ha demostrado largamente que es más seguro, más confiable, y, para colmo de males, el brasileño tuvo que enfrentar a Draxler (que siempre juega por izquierda) y quedó vendido. Una más: teniendo a James y a Isco en el banquillo, ¿realmente la mejor opción para reemplazar a Benzema es Jesé? Más dudas que certezas en Chamartín.
3. El Bernabéu, por la épica
Dicho todo esto, lo único que le queda al Madrid es apoyarse en su público, en su estadio, en su historia. El factor Bernabéu tendrá que ser determinante si el equipo blanco pretende aferrarse a la Champions. La mística de las grandes noches europeas, el peso de ser el Madrid. No queda mucho más, porque el equipo ha dejado claro que, con una diferencia de cuatro días, puede mostrar su mejor o su peor cara. Jugará, con toda probabilidad, Carvajal. Difícil que llegue Benzema. ¿James, Isco o Jesé? Sólo Zizou lo sabe. ¿Llegará Varane? Todas incógnitas. Lo único claro que es Bernabéu tiene que ser una caldera… algo que, por lo demás, no pasa hace varios años. Desde el 2002, más precisamente, cuando el equipo blanco logró su última remontada europea.
4. Proyectos iguales, errores parecidos
Los equipos de los jeques. Los de los millones. Los que están de moda. Dos proyectos casi calcados que se veían las caras en unos cuartos de Champions que serán históricos para uno de ellos. El partido en el Parque de los Príncipes fue, sobre todo, entretenido, aunque está claro que ninguno de los dos entrenadores habrá quedado satisfecho con el juego de sus equipos. En ataque, ambos demostraron que tienen ciertos circuitos que funcionan bien, apoyados evidentemente en el gran talento de sus jugadores ofensivos: Di María, Zlatan y Cavani, por un lado; Agüero, De Bruyne y Silva, por el otro. El problema llegaba cuando las defensas tenían que detener los embates ofensivos. David Luiz es más intensidad que precisión, más fuerza que clase. Lo mismo con Mangala y los cuatro laterales , pero sobre todo con los sistemas que plantearon tanto Blanc como Pellegrini: los defensores quedaban un poco desprotegidos, los delanteros con espacios. Eso explica por qué hubo 4 goles, un penalti fallado y un par de manos a mano desperdiciados.
5. Pecados arbitrales
En un partido con tantas estrellas, como Messi, Suárez, Neymar, Griezmann, Koke o Iniesta, que el nombre más recordado sea el de Feliz Brych, árbitro alemán, habla mucho de su actuación. Una noche que pudo ser una cita con el mejor fútbol del mundo se convirtió en un cúmulo de errores (¿horrores?) arbitrales. Difícil hacer un análisis del encuentro sin hablar de Brych, de que Suárez debió ser expulsado, de que Busquets debió ser castigado como Torres. También, para no liquidar a Brych, grave error el del Niño, que se buscó la roja en “la peor noche de su carrera deportiva”, como dijo él mismo. Fue un martes raro en Barcelona, en el que terminó celebrando el público blaugrana gracias a su gran goleador que, por lo demás, tendría que haber vivido el segundo tiempo desde la grada.
6. Si está Suárez, está el Barça
Dejando de lado el hecho de que el uruguayo tuvo que ser expulsado antes de marcar su doblete, su influencia en el resultado fue brutal. Cuando Suárez estuvo desconectado del circuito ofensivo del Barcelona, el equipo sufrió para concretar, para abrir espacios en la sólida defensa del Atleti. Pero luego se conectó, marcó el primero en el sitio que tiene que ocupar un número nueve, con el instinto a flor de piel. Y el segundo tanto fue puro talento, pura fuerza y puro oportunismo. El 2-1 puede no haber sido justo, pero sí hay que hacer justicia al mencionar el mérito de Luis, que estuvo siempre. Y cuando está, también está el Barça.
7. Fuego en el Manzanares
Si el Madrid tendrá que tirar de un Bernabéu que suele ser más frío que caliente, el Atleti tiene una caldera que siempre arde, y lo hará más que nunca este miércoles. Con los errores de Brych, las agresiones de Suárez, las quejas de Filipe, todos los ingredientes para que la presión del Calderón sea insufrible están dispuestos. También Cerezo ha metido, sutilmente, presión al arbitraje UEFA, por lo que el Barça tendrá más que once jugadores en frente. Podría ser el partido más interesante de toda la temporada, a menos que los árbitros vuelvan a tomar un protagonismo que no debiera ser suyo. Habrá fuego en el Manzanares, eso seguro.
8. Ni gigantes ni enanos en el Allianz
Se esperaba mucho más del Bayern ante un equipo a priori inferior como el Benfica. Sobre todo cuando Vidal abrió el marcador a los dos minutos de juego. Pero luego el equipo de Guardiola cayó en una especie de letargo, de pases laterales, sin ninguna profundidad. Tampoco estuvo seguro en defensa y el cuadro portugués se acercó demasiado a la portería de Neuer, con un penal no pitado tras una mano de Lahm. La distancia, en teoría inmensa entre la jerarquía de un equipo y otro, no fue tal, y la eliminatoria queda muy abierta. En el estadio de la Luz, en Lisboa, todavía puede pasar cualquier cosa. No se presentaron un Bayern gigante ni un Benfica enano en Múnich, sino dos equipos de la misma talla.