El madridismo se despidió ayer de Manolo Velázquez

Manuel Velázquez nos dejó para siempre el pasado 15 de enero. Fue uno de los grandes símbolos del Madrid de los Ye-Yés, que conquistó el 11 de mayo de 1966 en Bruselas la Sexta Copa de Europa (ante el Partizán, 2-1).

Su huella en el Madrid está presente y ayer se pudo comprobar en el funeral que la familia del malogrado jugador organizó en la parroquia de los Sagrados Corazones, situada junto a ese Bernabéu en el que el centrocampista madrileño impartió lecciones de fútbol desde 1965 a 1977.

En esas doce temporadas disfrutamos con su señorío, dentro y fuera del campo. Ayer lo recordaban en los corrillos previos al funeral amigos y compañeros suyos como Pirri, Amancio, Gento y Pachín que estaban esa noche en la final del Atomium de Bruselas.

También pudo verse a María Ostiz (viuda de Zoco), Miera, Ico Aguilar, Sánchez Barrios, Peinado, Hierro, Butragueño, Gallego o Martín Vázquez, que consolaron y dieron ánimos a los hijos de Velázquez, muy agradecidos con las muestras de afecto. El presidente del club, Florentino Pérez, acudió en compañía de Manolo Redondo.

También estuvieron Moreno Cariñena, expresidente del Castilla, y Agustín Herrerín, el delegado de campo que es querido por todos los futbolistas del Madrid de Zidane. Velázquez se fue, pero su legado futbolístico queda para siempre.