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EL CLÁSICO | LORENZO SANZ

“En el palco del Camp Nou existía mucho forofismo”

No le fue bien en los Clásicos en su época como presidente, de 1995 a 2000, porque su Madrid ganó sólo tres de 13, pero a cambio ganó dos Copas de Europa.

Actualizado a
Lorenzo Sanz.
Lorenzo Sanz.Felipe Sevillano
AStv

¿Qué recuerdos se le vienen a la memoria con el Clásico del sábado?

—Yo habré vivido como 30 ó 40. Imagínese, llegué al Madrid con Ramón (Mendoza) en 1985 y luego fui presidente de 1995 a 2000.

—¿Eran antes estos partidos de otra manera?

—Yo siempre iba a Barcelona. Ha habido de todo. Me trataban bien, pero allí a veces perdían los nervios.

—¿Sí?

—Yo aún tengo grabada la imagen del palco del Camp Nou, cuando Núñez se levantó porque el árbitro pitó no sé qué. Dio un salto, se puso delante de mí y empezó a chillar (risas). Y yo pensaba, ‘ten cuidado que te vas a caer’. Fue algo increíble, todo el mundo miraba asustado...

—¿Tenía Núñez mucho carácter?

—Luego era un tío agradable. Yo he tenido relación con él, incluso en el G-14 que yo presidí y que montamos nosotros y al que también iba su hijo…

—¿Se transformaba?

—Vaya que sí. Ese día, en el antepalco, llegó Joan Gaspart corriendo: “¿Qué ha pasao, qué ha pasao?”. Yo no daba crédito, pensé que nos habíamos vuelto locos todos. Había demasiado forofismo por allí.

—Eso se decía, ¿no?

—Luego había auténticos señores, como Nicolau Casaus. Cuando yo iba allí me regalaba un puro y cuando él venía yo le recogía y le tenía siempre un puro preparado. También Amador Bernabéu, que era el abuelo de Piqué, otro tío fantástico, simpático. Incluso con Joan Gaspart me he llevado muy bien, porque aparte de su forofismo desmedido con el que a veces pierde la razón, es una persona inteligente con la que se puede hablar.

—¿Le solían pasar cosas en Barcelona?

—Yo recuerdo un partido allí con el gran Di Stéfano, que en paz descanse, como entrenador. Llegamos al vestuario del Camp Nou antes del partido. Entré y estaba Camacho, que era el segundo, dando la charla táctica, y Di Stefano fumando sentado en una esquinita. Y le pregunté: “Alfredo, ¿quién juega?”. Me contestó: “Buyo, Chendo, Spasic…”. Y le corté rápido: “¡Juega Spasic!”. Y terminó él, con mucha gracia: “Sí, Spasic, cuando dije su nombre me sudaron las manos”.

—Vaya…

—Y perdimos el partido con un gol en propia puerta de Spasic. Y al final volví a entrar en el vestuario. Y al verme me dijo Alfredo: “¿Viste, vos? Que hijo de p…, ¡qué golazo ha marcado!”. Tenía mucha gracia Alfredo cuando quería.

—La tiene…

—Hemos pasado momentos malos allí, como el 5-0 que nos metieron con el famoso recorte de Romario a Alkorta y que luego nosotros devolvimos con un gran Zamorano. Curiosamente, Laudrup jugó un partido con cada equipo. Ramón (Mendoza) y yo vimos ese 5-0 del Bernabéu en la grada, fíjese, porque estábamos en periodo electoral en el Madrid.

—¿Ah, sí?

—Sí, y había una señora al lado nuestro en la grada que a cada abrazo que nos dábamos nos miraba con desaprobación, como si estuviéramos cometiendo pecado o yo qué sé…

—¿Qué tiene grabado de sus visitas al Camp Nou?

—El no-pe-ser de Núñez. Lo tengo grabado en los oídos aún. Significará “no puede ser”, imagino, pero es que lo decía ya atacara o defendiera el Barça. Todo el rato. “No-pe-ser, no-pe-ser…”. Con todo, Núñez disimulaba mucho su forofismo. Y nunca viajaba con su equipo. Ni en Copa de Europa. Nunca le vi en el Bernabéu. Amador Bernabéu y Casaus si venían siempre, en cambio. Y Gaspart, claro.

—¿Era antes la relación entre presidentes más tensa?

—No, más de aficionado, de fútbol. Sin llegar a las manos, pero más humana. Ahora todo parece más empresarial, más aséptico.

—¿Y cómo le fue en los Clásicos como presidente?

—Fatal, fatal… Era un suplicio cada vez que íbamos allí. Pero mire, ganamos dos Copas de Europa, en 1998 y 2000. Y la Liga de la 1996-97, claro. El caso es que cada vez que ganábamos la Copa de Europa los jugadores parecían querer olvidarse de la Liga...

—¿Cómo ve este Clásico?

—Pues no me extrañaría nada que ganara el Madrid. Cualquier incidente te puede marcar el partido.

—¿Y si gana el Madrid hay Liga?

—Eso ya es más complicado. Tendría que perder el Barça o dejar de ganar otros tres partidos… Muy complicado, siendo realistas. La Liga está perdida pero se le puede ganar al Barça.

—¿La vara de medir de los presidentes del Madrid las marca lo que hace el Barça?

—Si es que va por ciclos. Mire las cinco Ligas de la Quinta, con Mendoza. Míchel tenía razón cuando dijo: “La gente no se da cuenta de lo que es una Liga hasta que no se gana”. Parecía sencillo... Y ahora mire, el Barcelona que con ésta va a ganar seis de las últimas ocho.