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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 31 DE MARZO

Inglaterra 1, Escocia 5. El primer jugador mediático (1928)

Actualizado a
El futbolista del Arsenal, Alex James, posando.
arsenal.com

Alex James fue una verdadera estrella, en el concepto integral de la palabra. Y uno de los protagonistas del gran Arsenal de los años treinta. Cuando llegó al club de Londres, en 1929, este no había ganado nada. Cuando lo dejó, siete años más tarde, habían ganado cuatro veces el campeonato de liga y tres veces la Copa. James, escocés, fue adquirido al Preston North End por 8750 libras, y, desde luego, resultó muy rentable. Fue, además, el primer futbolista cuidadoso de su imagen, el primero que buscó la forma de explotarla fuera del campo. James, de corta estatura, jugaba, en una época de calzones largos, con calzones aún más largos, que le llegaban hasta debajo de la rodilla, justo hasta el borde superior de las medias. «Quiero mantener mis rodillas calientes», explicaba. En realidad, se hacía un look. Escribió una columna en prensa mientras jugaba, hecho inusual en Inglaterra, e invirtió en un almacén de ropa, vinculando su estilo a la campaña de publicidad del mismo.

Con el balón era un exquisito. Interior en la clásica WM, jugaba con un estilo pausado para lo que se utilizaba entonces. Ahorraba carreras («Dejemos que el trabajo lo haga la pelota», decía) y choques. Un Xavi de la época. Lanzaba bien a los extremos y de cuando en cuando se infiltraba hacia el gol. Fue un jugador admirado por muchos, a veces discutido por salirse de la norma, cosa que hacía con cierta frecuencia. Chapman le toleraba mucho. Le toleraba que se levantara más tarde que los otros los días de partido, hacía la vista gorda con algunas salidas nocturnas suyas. Eso sí: perdió la capitanía porque una vez dejó de asistir a una cena del grupo para irse a una celebración. Otra vez fue sancionado severamente por negarse a viajar a Belfast para un partido amistoso. Buscaba continuamente fuentes de ingresos, lo que a sus compañeros les dolía, porque entendían que con eso faltaba a compromisos con el entrenamiento. «Las reglas de la vida no las han fijado los futbolistas profesionales», decía. Y también: «Cada uno ha de cuidar de sí mismo». También le acusaban de no terciar nunca a favor de sus compañeros más desfavorecidos, cosa que por su posición podría haber hecho.

Ya era muy célebre antes de llegar al Arsenal (de ahí que pagaran tanto por él), sobre todo por un partido de estruendoso resultado, un 1-5 de Escocia en Wembley. Ya entonces se discutía entre el estilo escocés y el estilo inglés, según se atuviera el juego más al pase corto o al pase largo. James aglutinó una selección escocesa que jugó a su estilo, estilo escocés, estilo James, y dio un baile en Wembley. Y eso que en Escocia muchas voces se habían opuesto a que fuera seleccionado, ya que había abandonado el país para fichar por el Preston North End. «¿No se ha llevado su fútbol a Inglaterra? Pues que juegue para Inglaterra», escribió un editorialista. Pero jugó, marcó dos goles (uno en un preciso bombeo sobre el portero desde treinta metros, otro en un disparo duro y seco) y alimentó a sus compañeros en los otros tres.

Curiosamente, a este hombre tan preocupado por el dinero las inversiones le fueron mal. Cuando dejó el fútbol se fue arruinando, y en el momento de su muerte, en 1953, estaba sin un penique.