366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 27 DE MARZO
Fowler, a favor de los trabajadores del puerto (1997)
En 1995 hubo un largo pleito de los descargadores de muelles de Liverpool con su empresa, la Mersey Docks and Harbour Company. El conflicto ocupó a la opinión pública, con una larga huelga, fruto de la cual fueron despedidos unos quinientos trabajadores acusados de huelga salvaje. Por la presión social, muchos fueron readmitidos, pero en peores condiciones laborales que las de antes. Liverpool, ciudad que vivía circunstancias difíciles y cuya principal industria es el puerto (casi su razón de ser como ciudad durante muchos años), fue muy sensible al conflicto. Dos de los jugadores del equipo red, McManaman y Fowler, decidieron hacer algo a favor de los trabajadores. En vísperas del partido de Copa de Europa contra el SK Brann, ambos resolvieron llevar debajo de su camiseta otra con una leyenda en apoyo a los trabajadores de los muelles. McManaman sugirió a su compañero que no deberían mostrar la camiseta hasta el final del partido, cuando el gesto tendría el mismo alcance, pero no sería tan fácilmente perseguible por las autoridades futbolísticas como si se producía durante el juego. Y en eso quedaron.
Pero cuando Fowler marcó su segundo gol de la tarde, que colocaba al Liverpool con un cómodo 3-0 y daba por prácticamente cerrado el partido, olvidó lo acordado con su compañero McManaman y levantó su camiseta, debajo de la cual apareció la otra, en la que ponía «Support the 500 sacked doCKers». La CK de doCKers correspondía al anagrama de Calvin Klein, que les había proporcionado la camiseta a ambos, con lo que la reivindicación se convertía también en equívoco acto publicitario.
Fowler se plantó, bien visible, ante los fotógrafos, concediéndoles un tiempo para que tomaran a su gusto la imagen, que provocó gran escándalo. La prensa debatió sobre el asunto. A algunos les pareció bien que un jugador se pronunciara así en respaldo de los desfavorecidos. Para otros, se había tratado de un acto inoportuno y publicitario.
La polémica seguía abierta cuando a los cuatro días el Liverpool visitó al Arsenal en Highbury. En el curso del encuentro, Fowler, que era un delantero menudo, rápido, oportunista y habilidoso, se coló en el área y Seaman se tiró a sus pies. Fowler fingió penalti, pero inmediatamente se arrepintió y le dijo al árbitro que no había sido. Pero el árbitro ya lo había pitado y no quiso volverse atrás, así que el propio Fowler fue el encargado de lanzarlo, y fallarlo. Dos días después, 26 de marzo, recibió un telegrama de Sepp Blatter, presidente de la FIFA: «Quiero felicitarle por la actitud deportiva que usted ha demostrado». Pero justo un día más tarde, el 27, recibía una comunicación muy distinta por parte de la UEFA, que en esos días había estudiado el caso de la segunda camiseta en apoyo a los huelguistas de los muelles: «Resultó extraño y algo antideportivo…», empezaba la carta. Y terminaba imponiendo a Fowler una multa de novecientas libras. En dos días consecutivos había sido héroe para la FIFA y villano para la UEFA.