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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 22 DE MARZO

Se empieza a hablar de un tal Iribar (1962)

Iribar, defendiendo la portería con la Selección Española.
Diario AS

A la Copa de 1961-1962, el Atlético se presentaba con una credencial formidable: había ganado las dos ediciones anteriores, batiendo en ambas finales nada menos que al campeonísimo Real Madrid de Di Stéfano, Puskás y Gento, y ambas disputadas en el Bernabéu. El Atlético tenía un equipo bueno de verdad, coronado por la que se llamó el «ala infernal», Peiró y Collar. Así que cuando en aquella eliminatoria le tocó con el Basconia, colista del grupo norte de Segunda División, nadie pensó que tuviera problema para pasar. El partido de ida, en el Metropolitano, finalizó con un 3-0 no estrepitoso, pero tranquilizador. No había habido más goles porque un espigado muchacho que salió en la portería había tenido su tarde, pero no había nada que temer. Tanto es así, que el Atlético, que entonces andaba apretado de dinero, decide unir su partido de vuelta al viaje de liga en San Mamés. El 18 jugará en la Catedral y el día siguiente, lunes, fiesta de San José, en Basoselay. Pero el domingo sale mal, el Atlético pierde 5-1 bajo una tormenta, y todavía tiene la cabeza en ese partido cuando salta a defender sus tres goles ante el Basconia. Y resulta que pierde también, 3-0, ante un equipo entusiasta en el que destacan el extremo Otiñano (que luego fichará por el Madrid y después pasará al Málaga, en la «operación Pipi») y el delantero centro Menchaca, más adelante jugador del Athletic. Ellos dos y Maguregui III marcan los goles. De nuevo, cuando quiere reaccionar, el Atlético se encuentra con el larguirucho portero, que tiene buena pinta.

El desempate es en Valladolid tres días después, el 22. Ya no hay excusas. Y es la bomba: el Basconia elimina a los dobles campeones de España, que, por cierto, ese año habrían de ganar la Recopa. El Atlético no juega como debe, se deja cazar en dos contraataques y ahí está otra vez ese tal Iribar, al que no conocía nadie, aguándoles la fiesta. Gana el Basconia 2-1, con goles de Menchaca y Maguregui III, contra el de Peiró. Para entonces, esas caídas de los grandes equipos ante los pequeños en la Copa, que ahora son relativamente frecuentes (en parte por desdén a la competición), eran inauditas, así que se forma el correspondiente revuelo. Los atléticos aluden tímidamente a las proezas de un chico desconocido en la portería del Basconia, pero no es excusa. Y menos cuando en la siguiente eliminatoria el Barça le marca a ese mismo portero dos goles en Basoselay y ¡diez! a la vuelta en el Camp Nou.

Pero realmente había portero. La temporada siguiente la empezará en el Athletic, de suplente del mítico Carmelo. El 23 de septiembre, solo medio año después de la eliminatoria contra el Atlético, debutará en Málaga, por lesión de Carmelo. Al final de esa temporada Carmelo tendrá que coger la bolsa y marcharse al Espanyol. El jovencito que amargó la Copa de 1962 al Atlético se había hecho con la mítica portería que habían defendido tantos años Blasco, Lezama y el propio Carmelo. Ahora le tocaba defenderla a él, que se mantendría en ella también muchísimos años.