Roma e Inter firman tablas en su pelea por la tercera plaza
Perisic adelantó a los milaneses tras el descanso, pero Nainggolan logró el empate en el minuto 84 para dar solidez a su tercera posición.
Tras ocho victorias consecutivas el Roma de Luciano Spalletti ralentizó su carrera: en el Olímpico el Inter consiguió un empate a uno después de un partido quizás poco espectacular, pero muy intenso. El resultado mantiene a los de Mancini a cinco puntos del tercer puesto, mientras que los capitalinos mañana podrían ver el Nápoles (que recibirá el Genoa) situarse a una distancia de siete.
La primera parte fue intensa e igualada, aunque se echaron en falta grandes ocasiones para marcar goles. Los locales, que volvieron a salir de inicio con Perotti de falso nueve y Dzeko en el banquillo, pudieron abrir la lata antes del descanso con una volea de El Shaarawy tras un error de D'Ambrosio, neutralizada por Handanovic.
El partido se encendió en la reanudación: en el 53', Perisic aprovechó un gran pase de Brozovic y batió a Szczesny (bastante lento en su intervención) con un zurdazo cruzado que valió su tercer gol consecutivo. Tras haber encajado el gol, Spalletti lanzó a Dzeko en lugar de Keita, y el bosnio volvió a vivir una noche horrorosa: en el 68' una vaselina de Salah lo puso solo delante del meta rival, pero su disparo lo único que golpeó fue la Curva Sud.
Los giallorossi aumentaron la intensidad de sus ataques con el paso del tiempo, con sus extremos Salah y El Shaarawy siempre muy activos y con un Dzeko que se movía rebotado por el césped. Su noche surrealista no se había acabado: en el 84' penetró en el área rival e, intentando chutar, golpeó el balón tan mal que su jugada se transformó en una asistencia perfecta para Nainggolan, que alargó sus piernas entre una selva de pies nerazzurri y puso las tablas.
Había tiempo para completar la remontada, que el Roma tuvo a un paso. El problema fue tener que enfrentarse a un defensa rival inesperado y efectivo, el mismo Edin Dzeko. El ex del City, de hecho, con extrema torpeza desvió fuera un chut de Salah que sin su intervención habría sido gol, y tiró así la última ocasión del partido: el empate, en el fondo, es un resultado positivo para Spalletti (que hoy tampoco concedió minutos a Totti), aunque su cara desesperada dejó claro que creía mucho en esa novena victoria consecutiva. Su próximo reto será recuperar a Dzeko, un delantero con talento de sobra que en este curso no consigue levantar cabeza. Con sus goles sentenciar la lucha por el tercer puesto sería mucho más sencillo.