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HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL... 19 DE MARZO

El Dinamo de Dresde sospecha que le intoxicaron (1986)

El Dinamo de Dresde sospecha
que le intoxicaron
(1986)

En 1954, el Dinamo de Dresde era el mejor equipo de la RDA. Hasta que el secretario general de la Stasi (la policía secreta, una terrible organización que llegó a integrar a 91 000 empleados y 300 000 informantes), Erich Mielke, decidió llevarse a los mejores jugadores a Berlín, cuyo equipo representativo estaba entonces en apuros, porque había decidido que el mejor equipo del país debía ser el de la capital. Así que lo llamó Dinamo de Berlín, lo mejoró con los  jugadores del Dinamo de Dresde y lo subió a Primera. Y el Dinamo de Dresde hizo el viaje  inverso, y descendió a Segunda, con un equipo de suplentes y de juveniles. Poco a poco se fue reconstruyendo y en 1962 alcanzó de nuevo la máxima categoría, e incluso después obtuvo cinco títulos entre 1971 y 1978. Demasiado para Mielke, que entonces reclutó jugadores de todo el país, incluida Dresde, y consiguió que el Dinamo de Berlín ganara de forma consecutiva todos los títulos entre 1979 y 1988. En la mayotía de esos años el Dinamo de Dresde fue segundo, lo que le permitió participar casi anualmente en competiciones europeas, en las que era frecuente que llegara más lejos que su homónimo berlinés, que fuera del país no contaba con los arbitrajes «políticos» de los que gozaba en casa.

Pero el Dinamo de Dresde viajaba rodeado de una nubecilla de espías y sicarios de Mielke, con lo que puede decirse que tenía el enemigo dentro. Ya en 1981 había sufrido un buen disgusto,  cuando tres de sus jugadores, Matthias Müller, Peter Kotte y Gerd Weber, habían sido detenidos el 23 de enero en el aeropuerto de Berlín-Schönefeld, justo antes de un viaje a Argentina en el que iban a participar en un torneo amistoso. Algunos de los espías infiltrados en la expedición se habían enterado de que esos jugadores tenían ofertas del Colonia, y que planearían fugarse. Eran los que se calificaban como republikflutchlinger, desleales a la República, lo que acarreaba deshonra y prisión.

En la temporada 1985-1986 el Dinamo de Dresde jugaba los cuartos de final de la Recopa contra un equipo de Alemania Occidental, el Bayer Uerdingen. En Dresde ganó 2-0, buen  resultado. El partido de vuelta lo llevaba bien, fenomenalmente bien: ganaba por 1-3 a falta de  media hora. Estaba claro que era netamente superior, que tenía la eliminatoria en el bote. En eso, en un parón del juego, el masajista del equipo da de beber a varios de sus jugadores, cuya energía física se desploma inmediatamente. El Bayer Uerdingen se crece y en la media hora  restante marca seis goles, lo que convierte el marcador final en un sorprendente 7-3, que en el agregado total de la eliminatoria es un 7-5. El Dinamo de Dresde está eliminado y los jugadores que han bebido sufren vómitos y dolores de cabeza en el viaje de regreso. No les cabe ninguna duda: les han dado de beber algo que les ha aturdido y eso ha provocado el derrumbe sin precedentes, que les llevó a encajar seis goles en solo media hora ante un equipo inferior.  Mielke no podía consentir que ningún equipo de la RDA luciera más que el de la capital.