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TAL DÍA COMO HOY... 18 DE MARZO

Día Mundial del pelotazo a lo que salga (1950)

Equipo del Swindon Town de la temporada 1949-1950.
Swindon Town

Tendemos a pensar que el fútbol de voleón y a lo que salga es de siempre, y quizá así haya sido. Pero hubo una fecha y hora concretas en que alguien le dio algo así como una legimitidad científica, hizo escuela de ello y lo extendió. Los estudiosos datan tal hecho en este día, cuando en el descanso de un partido de Tercera División inglesa, entre el Swindon Town y el Blackburn Rovers, un ex comandante de la RAF, llamado Charles Reep, sacó papel y libreta dispuesto a establecer conclusiones científicas sobre la forma más conveniente de jugar al fútbol para obtener buenos resultados, y empezó a anotar datos que le parecieron relevantes para un estudio posterior.


Tras seguir así varios partidos, Reep llegó a la conclusión de que el 85 por ciento de los goles llegaban tras series muy cortas de pases, tres o menos, y que un tercio de los goles se producían cuando se recuperaba el balón en la mitad del campo contrario. De ahí extendió la idea de que lo más conveniente era el fútbol de patadón largo y el ataque al rechace de la defensa contraria. Y que cuando se tenía el balón lo mejor era tratar de jugarlo apresuradamente hacia el área contraria, porque solo en ella podrían producirse las ocasiones de gol. Su teoría convenció a Stan Cullis, mánager de los Wolverhampton Wanderers, que obtuvo éxitos con el método. Luego se alineó en la misma teoría, y hasta la desarrolló más allá, Charles Hughes, director de la escuela de entrenadores de Inglaterra, que acuñó la expresión Pomo (Position of Maximum Oportunity) como objetivo central de todo el operativo. Graham Taylor y Egil Olsen, el seleccionador de aquella Noruega de gigantones de los noventa, eran también devotos de esta escuela, la misma en la que bebió todos sus saberes Javier Clemente, que completó su formación como entrenador en Inglaterra.

Pero allí mismo hubo voces en contra. «No se trata de abrumar al contrario a pelotazos, sino de ganarle con estilo», sugirió Danny Blanchflower, gran jugador irlandés de la época, que militaba en el Tottenham. Este equipo defendió en aquellos duros años una escuela radicalmente distinta. Frente al kick and run (patea y corre) que proponía la escuela Reep-Cullis-Hughes, el mánager del Tottenham, Arthur Rowe, que había tenido alguna experiencia en la gran Hungría de principios de los cincuenta, contraponía el putch and run, o empuja (o toca) y trota. Rowe sostenía que tres pases de quince metros llegaban donde un pase de cuarenta y cinco, y era más seguro. Su Tottenham alcanzó éxitos y sirvió de contrapeso a la fórmula troglodita de Reep, pero esta ha seguido teniendo adeptos hasta nuestros días.

Aquel lápiz y aquel bloc de Reep enviaron al fútbol por un camino abrupto, del que muchos se resisten todavía a sacarlo. Y tan marcada ha quedado la idea de que jugar así es la mejor fórmula para obtener buenos resultados, que hay que repetir una y otra vez que la historia del fútbol no demuestra eso, sino lo contrario. Que se ha ganado más jugando bien, jugando artísticamente. El estudio de Reep tenía un defecto de partida: se basó sobre todo en partidos de Tercera División, donde la ausencia de jugadores de calidad hacía más útil la propuesta del patadón a lo que salga.