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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 9 DE MARZO

Un antecedente de la tragedia de Hillsborough (1946)

Los seguidores de la tragedia de Hillsborough, agolpándose contra las vallas.
David CannonGetty Images

Mucha gente tiene aún presentes las imágenes de la tragedia de Hillsborough, ocurrida en 1989. Pero no podemos decir que no estuviésemos avisados. Algo parecido había sucedido ya en 1946, en Burnden Park, el campo del Bolton Wanderers. El partido enfrentaba a los locales con el Stoke City, en cuyas filas militaba Stanley Matthews, el gran fenómeno inglés de la época. Era la sexta ronda de la FA Cup, y aquella fue la única temporada en la historia de la competición en que esta se celebró a ida y vuelta. Aunque el partido de ida lo había ganado ya el Bolton por 0-2 (o quizá precisamente por eso), el partido apasionaba en las vísperas y se anunciaba un llenazo máximo. El Bolton Evening News escribía el día anterior que «se trata de un partido irresistible para los amantes del fútbol. Hay todos los signos de un estallido de entusiasmo y un espíritu de gran felicidad».

Pero iba a tornarse en todo lo contrario. Aunque la capacidad del campo era de 60 000 personas, a la hora del comienzo se presentaron 85 000. Cuando los equipos saltaban al campo, muchos pugnaban todavía por entrar en el estadio, aplastándose unos a otros. Cedieron vallas, se formaron terribles montoneras y fallecieron treinta y tres personas por asfixia o aplastamiento. Otras quinientas resultaron heridas. La serenidad de un hombre que iba con su hijo pequeño y que encontró la manera de forzar una puerta para escapar por allí alivió la presión y salvó a muchos. Pese a la tragedia, el partido se jugó, tras una leve interrupción. Las autoridades señalaron que suspenderlo solo hubiera servido para agravar el caos.

La opinión pública inglesa se mostró avergonzada. Lo que se esperaba como un «día glorioso» se había convertido en la mayor catástrofe en la historia del fútbol inglés hasta aquel momento. Aunque en principio se culpó del hecho a la multitud que había pretendido entrar sin localidad, la consiguiente investigación gubernamental llevó a la conclusión de que ese había sido uno de los factores, pero no el único, y se culpó al Bolton de haber vendido 2000 localidades por encima de su capacidad. También se reveló que no todas las entradas estuvieron abiertas, lo que facilitó la catástrofe. R. Moelwyn Hughes, que dirigió la investigación parlamentaria, sugirió ya entonces que las entradas de los hinchas a los estadios deberían estar controladas por sistemas mecánicos a fin de saber con seguridad cuántos entran, impedir la venta de papel por encima de la capacidad de los campos y garantizar el orden en el acceso a los mismos. Eso dio lugar a los tornos que hoy vemos en los campos, y que fueron instalando algunos clubes poco a poco, pero que tardaron mucho en ser obligatorios. La tragedia de Burnden Park se repitió, desgraciadamente, en Hillsborough, que fue casi un calco, más de cuarenta años después. Solo entonces adaptaría el fútbol inglés medidas decisivas para evitar que esto se repitiera: tornos obligatorios y estadios sin localidades de pie.