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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 8 DE MARZO

Jesús Gil la emprende con el gerente del Compostela (1996)

Captura de televisión de la pelea entre Gil y Caneda.
Diario AS

Jesús Gil era el estruendoso presidente del Atlético de aquellos años, famoso por su voz tronante y sus intempestivas salidas de tono, tanto como por su facilidad para despedir entrenadores. Manuel Caneda era presidente del Compostela y estaba en esa misma línea. Podría decirse que era una fotocopia del presidente del Atlético, aunque con la desventaja en exposición mediática propia de quien preside el Compostela en lugar del Atlético de Madrid. Por aquel entonces los clubes explotaban un contrato de televisión firmado en 1990 por ocho años, que repartía los derechos entre las autonómicas y Canal+. Con la proximidad del final del contrato empieza a haber movimientos de operadores y de presidentes en busca de obtener ventajas para el próximo. En el seno de la Liga de Clubes late una discusión: cómo repartir el dinero. Los más grandes quieren la mayor parte de la tajada. Los menores admiten que los grandes cobren más (algunos, ni eso: exigen un reparto igualitario), pero discuten las proporciones. Se sospecha que hay cuatro (Compostela, Depor, Tenerife y Valencia) que han roto la disciplina de la organización y que están en marcha para sacar ventaja de un nuevo contrato con Antena 3 en detrimento del Madrid, el Barça y el Atlético. Hay un fuego graneado general en las declaraciones en la prensa, en el curso del cual se distinguen los que siempre se distinguían en esas cosas, sobre todo Gil y Caneda. Este llega a atacar a Gil como alcalde de Marbella, lo que pareció enfurecer particularmente a aquel.

Este día estaba convocada una reunión en la liga, cuya sede está en la zona de Arturo Soria de Madrid. Vienen los presidentes de todos los clubes. En la puerta hay media docena de cámaras de televisión, una docena de fotógrafos de prensa y un buen puñado de periodistas, muchos de ellos con sus grabadoras para las radios. Gil, que llega con dos guardaespaldas, y Caneda, que lo hace acompañado por el gerente del club, José González Fidalgo, coinciden desgraciadamente en el segundo justo del minuto justo de la hora justa de aparecer en la puerta. Entre la nube de periodistas se forma una escena tabernaria.

Gil saluda a Caneda con un exaltado: «¡Eres un hijoputa y un cabrón!». Caneda le contesta con palabras parecidas y se va hacia él. Los guardaespaldas de Gil le contienen. Pero entonces es Fidalgo quien se encara con Gil, que carga el puño y le suelta un gancho de derecha en la cara que el gerente recibe como un buen encajador. Los guardaespaldas intervienen de nuevo y la escena se prolonga ante las cámaras durante bastante tiempo más. Hijoputa y cabrón salen a relucir más de una docena de veces. Gil acusa a Caneda de chorizo, de que cobra del club, «mientras yo pongo dinero». Caneda le acusa de cobarde por protegerse tras los guardaespaldas para actuar así. Gil le ofrece quedarse los dos solos en la calle. Las cámaras y los micrófonos lo graban todo.

La espantosa imagen colma los telediarios. Al día siguiente una nítida foto es portada en los periódicos. Es quizá la peor escena que ha provocado el fútbol español en su historia. Gil es sancionado por la Federación hasta el 15 de junio, pero no le importa: su equipo ganará el doblete esa temporada, produciéndole la mayor alegría que nunca le dio el fútbol.