El Roma aplasta a la Fiorentina antes del Madrid en Champions
Con goles de El Shaarawy, Perotti y Salah, por partida doble, el equipo local se llevó una cómoda victoria, la séptima consecutiva. Pasa a la Fiore y es tercero.
Continua el momento mágico del Roma, que arrolló a la Fiorentina 4-1 y se apoderó del tercer puesto del Calcio, que hasta esta noche compartía justo con los de Sousa. Spalletti salió de inicio con todos sus mejores hombres sin pensar en el choque con el Real Madrid: el protagonista del partido fue El Shaarawy, autor de una gran actuación, un tanto (el quinto desde que llegó en el mercado de enero) y una asistencia para Perotti, mientras que el gol 'Viola' fue de Ilicic, que trasformó un penalti forzado por Tello (el ex del Barça sustituyó a Borja Valero, obligado a dejar el campo tras un choque con el mismo El Shaarawy).
Una superioridad manifiesta de los giallorossi, que mandaron desde el minuto uno y en el 37' ya habían sentenciado el enfrentamiento con tres goles y varias oportunidades para hacer el marcador aún más pesado. El Shaarawy rompió el partido empujando entre palos un centro de Salah, que aprovechó un pase vertical de Pjanic en el 22'. Poco después, el egipcio metió el segundo con un chut desde fuera desviado por Astori, que, además, casi regaló el tercero a Perotti con un desastroso pase atrás, pero el argentino se topó con el poste solo ante Tatarusanu. Fue solo cuestión de tiempo: el 3-0 llegó en el 38', con el Faraone que se deshizo de Rodriguez y centró para el mismo Perotti, que esta vez no falló.
El penalti realizado por Ilicic antes del descanso hizo soñar a la Viola una remontada, aunque la ilusión se frustró con el 4-1, firmado otra vez por Salah, que aprovechó la enésima invención de Pjanic. La fiesta para la séptima victoria consecutiva de Spalletti (que se está afianzando cada vez más con su 4-3-3) se completó con la vuelta al césped de Totti tras una ausencia larga, más de un mes: el Capitano, que sustituyo a El Shaarawy en el 76', hasta golpeó el palo con un lanzamiento de falta de los suyos a pocos instantes del pitido final. Fue la guinda del pastel: no se podía llegar al Bernabéu con más ilusión...