Así es Salman Al Khalifa, el derrotado en las elecciones
El jeque de Bahrein, muy vinculado a la organización, pretendía acabar con la corrupción y separar el modelo financiero del deportivo en su mandato.
Salman Bin Ebrahim Al-Khalifa (21 de octubre de 1969, Riffa) es primo del rey de Bahrein y ocupa el lugar decimotercero en la lista de Emires (Gobernadores) de dicho linaje, una monarquía absoluta que está en la mira de la ONU por no respetar los Derechos Humanos en la represión de la primavera árabe de 2011. Salman ha negado las acusaciones que lo vinculan con este episodio y el pasado 10 de febrero se reunió en Bruselas con el comisario europeo de Cultura y Deportes, Tibor Navracsics, ante quien firmó el compromiso que 'Human Rights Watch' exigió a los cinco candidatos que se presentaron a las elecciones.
Al-Khalifa fue presidente de la federación de su país durante trece años. Hace tres que es presidente de la Confederación Asiática, cargo que lleva aparejada la vicepresidencia de la FIFA, donde comparte asiento con Ángel Villar, que no es santo de su devoción. Salman es musulmán. Se perdió la final del último Mundial porque coincidía con el Ramadán. Ha reconocido que respetó lo que manda el Corán y que por eso no vio el Argentina-Alemania de Río.
Salman es licenciado en filología inglesa por la universidad de Riffa y en Ciencias Políticas por la American University, de Estados Unidos. Es además máster en Historia y Filosofía por la Universidad inglesa de Cambridge.
Tiene también trayectoria política. Fue presidente del consejo de administración del Centro Bareiní de Estudios y Desarrollo. En 1995 fue subsecretario de Defensa de su país y en 1999 recibió el título de príncipe o 'sheihk'. Durante su campaña prometió no cobrar por su trabajo como presidente de la FIFA, organización que quería dividir en dos áreas: 'FIFA Fútbol' y 'FIFA negocios'. También se comprometió a estar un máximo de doce años en la presidencia, desde la que quería impulsar una agencia anti-corrupción, el fútbol femenino y un Mundial de cuarenta países a partir de la Copa del Mundo de 2026.