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MOLDE 1 - SEVILLA 0 (1-3 GLOBAL)

El Sevilla, insípido y congelado, pierde en Molde pero pasa

Aguanieve, dos grados bajo cero y un partido insufrible en Noruega. Emery jugó con diez suplentes. Primera derrota del Sevilla desde el 3 de enero. Eirik Hestad hizo el gol.

Reyes centra en una acción de la primera parte.
Reyes centra en una acción de la primera parte.NTB SCANPIXREUTERS
BEIN SPORTS

Con aguanieve y dos grados bajo cero, el Sevilla, crudo como el salmón, hizo lo justo para firmar el acta del 1-0 sobre la hierba artificial del Aker Stadion de Molde y salir corriendo hacia el avión de vuelta a casa con el pasaporte a octavos de final y poco más. Los suplentes de Emery sacaron un aprobado raspadito en un partido que era un grano en el calendario y que tuvo un resultado algo agrio, aunque intrascendente excepto para la estadística. El Sevilla no perdía desde el 3 de enero en Granada. En Molde no se le vio mucho interés por mantener la estadística, aunque calculó bien los riesgos y jamás vio en peligro real la eliminatoria.

Un gol de Eirik Hestad, que tiene la mitad de edad que el otro Hestad del Molde, Daniel (40 años, se retira en principio en este partido), le puso pimienta al partido al final de una primera parte que el Sevilla había controlado con tanta suficiencia que se dejó ir. La inercia le empujó a la relajación y el equipo B de Emery, con ningún titular salvo Banega y porque está sancionado para la Liga, con vistas al Camp Nou, hizo lo justo en la primera parte. Si acaso un tirazo del argentino, uno más, al larguero, y alguna escaramuza de Reyes al que no se puede reprochar entusiasmo cuando Emery le da minutos. Otra vez, sólo 55.

Tan cómodo estaba el Sevilla y tanto le sorprendió el 1-0 que las piernas le temblaron ligeramente al inicio de la segunda mitad. Con Fazio fuera de forma muy llamativamente, el Molde se vio dentro de la eliminatoria casi sin querer ante la mirada sorprendida de Solskjaer protagonista del milagro de los milagros del fútbol (la final del Camp Nou). Emery, sin duda, se inquietó. Metió a Krohn-Dehli para que se juntase con Banega en la salida de balón y a Gameiro para resolver. Se activó el Sevilla: un tiro de Banega fue salvado bajo palos, Kolo remató a la madera y a Iborra se le anuló (justamente) un gol. Todo ello en el intervalo de un minuto. El Sevilla, sin embargo, no apretó. Dejó correr los minutos y consideró, tal vez con sentido común, que la noche, en medio de una llovizna que se intensificó al final, no estaba para demasiados alardes. El campeón tendrá trabajos más vistosos camino de Basilea.