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ARSENAL - BARCELONA

El Emirates no hace olvidar a Highbury 10 años después

Casi una década después de la inauguración del Emirates (22 de julio de 2006), muchos clásicos del Arsenal, y algunos nuevos, aún echan de menos el viejo Highbury.

Actualizado a
Imagen del Emirates antes del partido de FA Cup del sábado ante el Hull City.
Fernando Zueras

Casi una década después de la inauguración del Emirates (22 de julio de 2006), muchos clásicos del Arsenal, y algunos nuevos, aún echan de menos el viejo Highbury, del que sobrevive una fachada de la tribuna principal y un busto del gran Herbert Chapman, el creador de la WM (el sistema 3-4-3 que sustituyó al hasta entonces instaurado 2-3-5). 93 años después de fútbol, las cuatro gradas han sido sustituidas por 900 apartamentos de lujo. Por la Highbury Square, el espacio abierto que una vez fue el césped del viejo campo, pasan centenares de curiosos (o nostálgicos) antes de cada partido del Arsenal y de ahí, atravesando Highbury Hill, al Emirates, una construcción que puso su primera piedra en febrero de 2004 y que costó, oficialmente, 390 millones de libras esterlinas, 500 millones de euros.

El Arsenal presume de los detalles del Emirates. El mantenimiento de su césped supone más de 150.000 libras al año y en su Diamond Club, el espacio exclusivo que jalonan dos bustos de Arsène Wenger y Dennis Bergkamp, hay un restaurante dos estrellas Michelin. Como explicó Ray Parlour, exgunner en los noventa, “el Emirates hizo más fuerte y grande al club”. Pero es imposible evitar la nostalgia. Nigel Winterburn (1963), lateral que formó parte de una recordada defensa con Dixon, Adams, Bould y Keown, hace ahora de guía en los ‘stadiums tours’ del Arsenal. Admite que todo era distinto: “Echo de menos la atmósfera, Highbury tenía una magia especial. La gente en pie, todos muy cerca... Eran otros tiempos. Ahí los jugadores dejábamos el coche en el parking y, a una hora del partido, estábamos paseando hacia el campo hablando con la afición. Nos despedíamos de ellos y entrábamos a cambiarnos. Ahora el jugador se ha separado”. Pero, admite Winterburn, “el Arsenal necesitaba ese nuevo campo como necesita vender jugadores como Fàbregas o Van Persie para poder generar recursos. Es ley de vida y necesario”. A los nostálgicos de Highbury, diez años después, no les queda más remedio que acostumbrarse.