NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

366 Historias del fútbol mundial | 20 de febrero

Berlusconi compra el Milán (1986)

Berlusconi compra el Milán
(1986)

A finales de 1985 las cosas no iban bien para el Milán, que no tenía el nivel necesario para  aspirar al Scudetto y acababa de ser eliminado de la Copa de la UEFA por el modesto Zulte-Waregem belga. Un cataclismo para un equipo que cada año aspira a dominar en Europa. Para empeorar las cosas, su presidente, Giovanni Nardi, se fugó a Sudáfrica para evitar su ingreso  en prisión por impago de impuestos. La mala posición de Nardi en los negocios había  contribuido notablemente al hundimiento del Milán. Entró un presidente provisional, un hombre  muy mayor llamado Rosario Lo Verde. Una solución de paso. En eso, se anuncia algo  sensacional: Silvio Berlusconi pretende  comprar el club. No era muy conocido en esa época para el gran público, pero sí ya un hombre  célebre en el mundo de los negocios. Había construido una ciudad residencial de gran estilo, Milano Due, en las afueras, y había puesto en marcha Canale Cinque, la gran cadena privada de  aquel momento en Italia, cuya pantalla estaba llena de espectaculares bellezas a todas horas.

Su intención resultó polémica. Para algunos era una gran posibilidad para el Milán. Para otros, más clásicos, su figura ruidosa y atrevida contrastaba con los usos propios del deporte y con la  seriedad que siempre había acompañado al Milán. Puso incluso anuncios en la prensa, lo que algunos vieron como una ordinariez de nuevo rico, entre otros, Gianni Rivera, celebérrima gloria del club, retirado pocos años antes y que para esas fechas era vicepresidente. Pero Berlusconi,  a quien ya se conocía en la época como «Sua Emmitenza», va aunando voluntades y finalmente consigue hacerse con la colaboración del que hasta entonces había sido máximo accionista del club, y que ocupaba una de las vicepresidencias, llamado Giuseppe Farina, que tras muchas  dudas y presiones en uno y otro sentido decide venderle su parte del club. El culebrón, que  tiene en suspenso a toda Italia, termina este día, que todavía se celebra anualmente en el Milán como fecha de una especie de refundación del club. Aunque no será hasta el 24 de marzo cuando Berlusconi tome posesión oficial del cargo.

A Rivera, Il Bambino d’Oro, hombre fuerte del club en los años anteriores, su oposición le  costará salir del mismo un poco por la puerta de atrás. Giuseppe Farina, Giusy, será, por el  contrario, reconocido para siempre por Berlusconi, que aún hoy le mantiene como  vicepresidente, aunque con carácter ya solo honorífico. Berlusconi sorprende a todos al  contratar enseguida a Arrigo Sacchi, modesto técnico del Parma. Pero con él y con los  holandeses Van Basten, Gullit y Rijkaard el equipo alcanzará la perfección. En poco tiempo, el  Milán escalará hasta la cumbre del fútbol mundial, no solo por los resultados, sino por la belleza y elegancia de su fútbol.

El culebrón había merecido la pena.

Y más le mereció la pena al propio Berlusconi, que se apoyó en su popularidad al frente del Milán para crear su partido, Forza Italia, desde el que alcanzó el poder en el país.