Rodrigo mete al Valencia en semifinales con sufrimiento
Marcó el único gol del partido en minuto 20 de la primera parte e hizo bueno el empate a uno de Mestalla. Las Palmas tuvo la mejor ocasión en el descuento.
Un gol de Rodrigo sirvió para que el Valencia tomara rumbo hacia la semifinal de Copa. Pero no fue fácil. Las Palmas jugó a buen nivel y le sacó los colores a su rival. La falta de claridad en el ataque y el orden valenciano impidieron mejor suerte a los amarillos, que se despiden con buenas sensaciones. Los de Neville, sin brillo, dan un nuevo paso a su objetivo: Europa.
Los primeros compases dejaron buenos destellos de entrega e intensidad, que perduraron hasta que se acabaron las pilas. Sin claridad en el ataque, el Valencia controlaba la pelota cerca del área de Raúl. Las Palmas, lejos del guión esperado, enviaba más de un balonazo a campo valencianista, a la espera de que Willian hiciera un milagro -no lo hubo-. El primer aviso lo dio Negredo tras un buen centro de Gayá. El ariete remató a la primera y se le fue fuera. Pero respondió Las Palmas con una buena acción de Viera, que cedió a Willian, aunque el brasileño no supo resolver. Ambos equipos enseñaban los dientes, pero fue Rodrigo quien dio la mordida letal. Culio perdió un balón en el medio y André Gomes vio el pasillo, y la internada, de su compañero, que remató a placer. El Valencia respiraba; los amarillos, mirando al césped. El 51 por ciento del que había hablado Setién desapareció de un plumazo.
Culio cayó en el ojo del huracán: pitidos cada vez que tocaba la pelota. Luego lo refrendó. Pero el Valencia, hecho para las grandes citas, no se conformaba. Había olido la sangre. Piatti y Gayá se encargaron de perforar, una y otra vez, la banda de Nili. Luego, el Valencia dio un paso atrás, para jugar a la contra; y Las Palmas se puso a colgar balones al área. En una de ellas, tras un remate de Aythami, los amarillos reclamaron mano de Abdennour. No se oyó el pitido.
Y así fue como empezó la segunda mitad. Dos equipos desbocados en busca del gol. El Valencia lo aprovechó para atosigar a los amarillos, que perdieron el orden y tiraron más de corazón que de cabeza. Los de Neville no supieron sacar mayor tajada. Incluso, Momo, tuvo el empate, pero Ryan se lució con un paradón a mano cambiada. Las Palmas vio la luz y sacó todo el coraje. Insuficiente ante la muralla valenciana. Sin gasolina en los minutos finales, ambos hicieron lo que se esperaba: el Valencia, tapado; y los amarillos, buscando una épica que no llegó.