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366 Historias del fútbol mundial | 1 de febrero

Stanley Matthews cumple los cincuenta en activo (1965)

Matthews, con la camiseta del Stoke en un encuentro ante el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano.
Matthews, con la camiseta del Stoke en un encuentro ante el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano.Diario AS

He ahí uno de los jugadores más prodigiosos que nunca han existido: Stanley Matthews, sir Stanley Matthews, que se mantuvo en activo hasta los cincuenta años en la Primera División inglesa. Nacido en Hanley, en el corazón de Potteries, fue un extremo hábil y astuto, rara avis en el fútbol inglés, siempre partidario del pase largo, la pierna fuerte, la carga, la carrera y el salto. Matthews era lo contrario, un mago del dribling, como le bautizaron. Y su carrera fue verdaderamente singular por la forma en que se prolongó en el tiempo.

Empezó a los diecisiete, en el Stoke City; debutó con su selección a los diecinueve, hecho muy notable en aquellos años, en los que se consideraba esa edad todavía como parte del aprendizaje; después de la guerra, con treinta y dos años, pasó al Blackpool por el traspaso récord de 11 500 libras; en 1956, ya con cuarenta y uno, ganó el Balón de Oro de France Football, justo el año que se instauró; jugó el último de sus 54 partidos con la selección con los cuarenta y dos años cumplidos, ante Dinamarca; a los cuarenta y seis años le recuperó el Stoke, entonces descendido a Segunda División, en lo que se consideró en su día como un ejercicio inútil de nostalgia; pero dos después, en 1963, es votado mejor jugador inglés del año tras su contribución al soñado retorno del Stoke a la máxima categoría; por fin, el 8 de febrero de 1965, con cincuenta años y una semana, juega su último partido, un Stoke 3, Fulham 1. Las gradas están abarrotadas en su capacidad máxima de 25 000 espectadores, mientras otras 40 000 personas se quedan fuera, frustradas en su deseo de asistir al fenómeno único de un hombre de cincuenta años disputando un partido de la Primera División inglesa.

Con todo, su día más celebrado no fue ese, sino el de la final de la FA Cup de 1953, la del «Año de la Coronación» (coronación de la reina Isabel II), partido que pasaría a la historia como «La final de Matthews». La jugaron el Blackpool y el Bolton Wanderers. Para entonces ya había quien le consideraba viejo, recibía algunas agrias críticas por haberse marchado del Stoke y se decía que el Blackpool había hecho una mala operación. El Bolton Wanderers se puso por delante con facilidad, 3-1. En la segunda mitad, Matthews tuvo una actuación grandiosa, luciendo la facilidad de su regate y la precisión de sus centros, de la que se favorecieron con sus goles sus compañeros de línea Mortensen y Perry, que dieron la vuelta al marcador en un final mágico de partido. Matthews no marcó, pero fue el alma de la remontada hasta ese 4-3 que sorprendió a todos.

Unas cuantas semanas después de su último partido ante el Fulham, el 28 de abril del mismo año, Matthews recibió un merecido homenaje mundial, en un partido entre el Stoke City y una selección mundial. La foto de Matthews a hombros de Puskás y Yashin, portada el día siguiente en los periódicos de medio mundo, refleja el profundo respeto que este hombre se había ganado por parte de sus compañeros de profesión.