Juan Carlos Ollero, con pie y medio fuera del Betis
Parte del Consejo trata de convencer al presidente, que presentó su dimisión no aceptada aún, para que siga al menos hasta final de campaña.
Juan Carlos Ollero, presidente del Betis desde noviembre de 2014 y uno de los hombres que con mayor sentido común ha llevado los designios del club verdiblanco en los últimos tiempos, tiene pie y medio fuera de la entidad y podría abandonarla en las próximas horas. Ollero ya se sentía sin fuerzas y con poco peso específico en algunas decisiones, y las pintadas insultantes aparecidas en la puerta de su domicilio la semana pasada aceleraron su deseo de marcharse lo antes posible. Tanto que presentó su dimisión, que todavía no ha sido ratificada pero que podría concretarse hoy mismo.
El Consejo tratará de convencerle para que siga al menos hasta final de temporada o hasta que la situación del equipo sea deportivamente mucho más tranquila que ahora. Ollero se siente además, de alguna forma, orillado por el poder ejecutivo de los dos mayores accionistas actuales en la directiva, los vicepresidentes José Luis López Catalán y Ángel Haro. El todavía presidente ha estado en desacuerdo con algunas de las decisiones que se han tomado en los últimos tiempos.
De producirse su marcha, el Betis tendría que recurrir a su quinto presidente en poco más de cinco años, esa era 'judicial' después de Lopera y Oliver, desde que Rafael Gordillo accediera al cargo en diciembre de 2010. Al mito verdiblanco le sucedieron Miguel Guillén, Manuel Domínguez Platas y el propio Ollero.
El club verdiblanco, una máquina de destrucción de cargos y directivos, ha visto también pasar durante este tiempo a dos administradores judiciales, tres directores deportivos, cinco entrenadores (Pepe Mel y Juan Merino, en dos etapas diferentes), casi una veintena de consejeros, dos directores generales y varios coordinadores de la cantera. Un batiburrillo del que difícilmente podía obtenerse una situación institucional menos caótica que la actual.