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GRANADA

Sandoval se tambalea y su futuro en el equipo está en el aire

Quique Pina y Juan Carlos Cordero han decidido mantenerle... de momento. Aun así, su presencia el sábado ante el Getafe no está garantizada.

Granada
Saludo entre Mendilibar y Sandoval en Eibar.
AMAIA ZABALO

José Ramón Sandoval sigue al frente del Granada. Al menos de momento, un día más. Después de una tarde muy intensa en la que su continuidad estuvo en el alero, los dirigentes rojiblancos han decidido mantenerle en el banquillo, una bola extra que se podría jugar el sábado ante el Getafe. La situación es tan delicada e inestable que la idea de la destitución sigue sobrevolando Los Cármenes y podría precipitarse en cualquier momento, incluso antes del sábado. El presidente Quique Pina y el director deportivo Juan Carlos Cordero estuvieron analizando el panorama durante la sobremesa de este lunes, una vez que pudieron digerir la imagen ofrecida por el Granada y los cinco goles sufridos, y finalmente el club comunicó que el entrenador continuaba “con normalidad” dirigiendo al equipo. 

Aunque son conscientes de que urge un cambio de rumbo, los que mandan en el Granada no tienen del todo claro que la solución sea un cambio de entrenador: reparten responsabilidades y también están muy disgustados con la actitud de los futbolistas y su forma de desentenderse del encuentro en Ipurua. Echando la vista atrás buscando un momento parecido, ya sucedió la temporada pasada cuando en el mes de enero llegaron siete nuevos jugadores y Caparrós fue sustituido por Abel Resino sin que la situación mejorase un ápice. 

Como vaticinó el técnico en la rueda de prensa tras la debacle (“a ver si este resultado no nos hace tanto daño como nos puede hacer”), el episodio de Eibar ha dejado muy tocado a Sandoval. Los últimos resultados han agravado la salud del vestuario y han dejado maltrecha su propia credibilidad, que ya había venido a menos desde hace muchas semanas. Los cambios de jugadores y de sistema en busca de soluciones, la pérdida de patrón de juego y de estilo, las facilidades en defensa y la falta de orgullo mostrada en contextos como el de la noche del lunes dejan al técnico al borde del precipicio. Sólo una victoria ante el Getafe este sábado le puede salvar, siempre que se siente en el banquillo. Después vendrán Villarreal y Real Madrid.