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366 Historias del fútbol mundial | 24 de enero

Clemente salta por el caso Sarabia (1986)

Clemente salta por el caso Sarabia (1986)

Javier Clemente había llegado al banquillo del Athletic después de una breve carrera como jugador del club, frustrada por una lesión, y tras pasar por los juveniles y el filial, el Bilbao Athletic, es nombrado entrenador del Athletic en 1981. En 1983 le hace campeón de liga, y en 1984, de liga y Copa. El Athletic siente revivir sus períodos más gloriosos. Es un equipo áspero, conjuntado, defensivo y luchador, con un jugador exquisito: Sarabia, al que Clemente prefiere utilizar en los segundos tiempos. Sarabia también tiene su historia. La familia era de Jaén, afincada en Gallarta. Su hermano mayor jugaba muy bien. Probó por el Athletic y le cogieron. Pero al saber que era de Jaén le descartaron. Fue un gran disgusto en la familia. El pequeño Sarabia se arrancó: «No te preocupes, yo he nacido en Gallarta, a mí no me podrán decir que no. Yo jugaré en el Athletic por los dos».

Las suplencias de Sarabia, que entraba siempre en el segundo tiempo, eran muy comentadas. Clemente explicaba que el equipo mejor no tiene por qué ser el que sale al principio, sino que a veces es preferible esperar a que el rival esté cansado. Que el equipo titular en su caso puede ser el que cierre el partido, no el que lo abra. Pero tantas preguntas sobre Sarabia le irritan y empieza a hacerle de menos cuando puede en sus declaraciones. O a señalarle con frases como que a tal hora y en tal sitio «tienen que presentarse toda la plantilla y Sarabia». La afición del Athletic, que es devota de ambos personajes, sufre con esta cuestión. En el resto de España se tiende a tener más simpatía por Sarabia, el artista y el débil, frente al autoritario y desafiante Clemente, cuyo juego, además, no gusta.

La tensión entre ambos crece hasta que, tras un partido en Las Palmas, Clemente anuncia que Sarabia no va a jugar más, que queda definitivamente apartado del equipo. Se desliza que no ha cumplido órdenes tácticas, que no ha obstaculizado el inicio del juego del equipo canario, según las órdenes que había recibido de su entrenador. El presidente, Pedro Aurtenetxe, con el que Clemente tiene muy buena relación (pasaban muchas tardes de mus juntos, con otros directivos), le pide explicaciones y él no se las da: «Hay razones que ni el presidente puede saber por las que Sarabia no puede jugar».

El pleito alcanza grados inconcebibles hasta convertirse en una gran cuestión nacional. Luis del Olmo, uno de los hombres más escuchados de la época, conductor de un magacín de mañana no deportivo, llega a afirmar que se trata de un asunto de faldas y cuernos, lo que añade más polvareda al caso. (La información no tenía base, y Luis del Olmo perdería un pleito con Clemente por ella.) Clemente cita en su casa a toda la plantilla, menos a Sarabia, más el obispo auxiliar de Bilbao, Juan María Uriarte, y el influyente jefe de prensa del PNV, Kepa Bordegarai, a fin de adquirir más respaldo. Aurtenetxe, que entiende que Javier Clemente está usurpando sus funciones, se decide por fin a despedirle. Los jugadores amenazan con un plante ante el partido del domingo siguiente, nada menos que la visita al Camp Nou. «Que yo me tenga que ir de Euskadi es horroroso», dice un Clemente lloroso en la conferencia de prensa del día siguiente. Pero no le echaban de Euskadi, le echaban del Athletic.