366 Historias del fútbol mundial | 17 de enero
Chedgzoy obliga a cambiar una regla (1925)
El saque de córner fue introducido en el reglamento en 1872, pero no fue hasta 1924 cuando se admitió que el lanzador del córner podría conseguir el gol directamente, sin que hubiera sido tocado antes de entrar por ningún otro jugador. Se consideraba, en principio, un saque indirecto. Suele comentarse que el primero en aprovecharlo fue Cesáreo Onzari (véase el día 2 de octubre), argentino que le marcó un gol así a Uruguay, al regreso de la final de los JJ OO ganados por esta selección. Por esa razón se le dio a ese gol el nombre de «gol olímpico», y así se sigue conociendo en el mundo castellanohablante. Pero no fue ese realmente el primer gol conseguido de córner. El primer gol marcado de esta forma llegó el 2 de agosto anterior, obra de Alston, extremo del Saint Bernard’s, de la Segunda División escocesa. El rival era el Albion Rovers. El primero en la liga inglesa sí llegaría después del tan célebre de Cesáreo Onzari. Lo encajó el meta del Arsenal, a lanzamiento de Billy Smith, del Huddersfield, el 11 de octubre.
Pero el año siguiente se produciría un hecho curioso, que obligaría a cambiar la regla de nuevo, o, mejor, a matizarla más. Este día jugaban el Everton y el Tottenham en Goodison. Sam Chedgzoy, extremo del Everton, tuvo una ocurrencia revolucionaria al sacar el córner: avanzó con el balón hacia el área, se metió en ella regateando y marcó el gol directamente. Los defensas medio se lo permitieron, porque pensaban que eso no podía hacerse. Pero el árbitro concedió el tanto, atendiendo al mismo criterio que Chedgzoy: él había cobrado un gol directamente en el saque de un córner, nada en la nueva regla disponía que solo podía dar un toque. La jugada fue polémica, tanto más por cuanto que el partido acabó 1-0, y amenazaba con alterar la idea con la que se había introducido el saque de córner en el reglamento años atrás, que no era sino una forma de poner el balón el juego. Distinta del saque de banda, con más peligro, por haber enviado los defensores el balón fuera por su propia línea de fondo. Pero lo que hizo Chedgzoy no fue poner el balón en juego, sino jugarlo él mismo prolongadamente. Se matizó enseguida en la redacción que, como en los demás saques con el pie, el jugador que lo efectuaba no podía tocar de nuevo el balón si antes no había sido tocado por alguien.
Pero aún hubo un nuevo caso jurídico en torno al córner bastantes años después, ya en 1952. Eddie Baily, de nuevo del Tottenham, lanzó un córner contra el área del Huddersfield; el balón pegó en el árbitro y volvió a él, que centró de nuevo para que Duquemin cabeceara a gol. Los jugadores del Huddersfield protestaron, pero el árbitro concedió el gol porque Bailey no había jugado el balón dos veces seguidas, pues antes había pegado en el árbitro. Y de nuevo hubo que matizar la regla, aclarando que el árbitro es, a esos efectos, algo inexistente, y que si el balón después de pegar en él volvía al lanzador del córner este no podía tocarlo de nuevo.