Saúl le evita un lío al Atleti
Debutaron Augusto y Kranevitter y este último estuvo a buen nivel. Se adelantó el Rayo con un gol de Nacho pero Saúl logró el empate. No lo celebró.
Otra vez el banquillo salvó al Atlético de quedarse tieso en Vallecas. Y es que parecía el Rayo un equipo destinado a hincar la rodilla también en Copa ante el líder de la Liga. Todo apuntaba, de hecho: salía Paco con un once más B que A, pensando más en el Levante que en el ahora, en el hoy, sin su columna vertebral y permitiéndose, incluso, el toque exótico de darle la titularidad por primera vez al chino Zhang. Sonaba fácil para el Atlético. No lo fue. Para nada. Logró el empate, y gracias.
Y es que estrenaba Simeone fichajes y no esperó a mañana para probarlos. Augusto y Kranevitter eran su centro del campo. Krane parece más Tiago (guarda más la posición) y Augusto más Gabi (sale más), aunque, la verdad, el partido de ayer no sirve para juzgarles: apenas se les vio. Tampoco tuvieron ellos la culpa. El Atlético jugaba al pelotazo, de la defensa a los delanteros, sin parada en el centro. Y, claro, así es difícil debutar con brillo. O jugar a fútbol, a secas. Y, si a eso le sumas que a Óliver se le apaga la luz en la banda (no es su sitio, no y no), que Thomas tuvo buenos detalles técnicos pero un error de principiante y que Siqueira anduvo un rato distraído (después mejoró) y lo agitas un poco, te sale lo que pasó: que en el minuto 35 el Rayo era el equipo que tenía las ocasiones, el control y la ventaja en el marcador. Se confundió Thomas al intentar sacar rápido y por el centro un balón en su área y se lo entregó a Nacho que estaba en la frontal y no se lo pensó: zurdazo abajo. Golazo. Moyá reaccionó tarde.
No mejoró la historia (rojiblanca) tras el descanso. El Atlético seguía sin pisar el área de Juan Carlos (su ocasión más clara, y la única, la había tenido Carrasco; fácil para el portero del Rayo). Diez minutos más esperó Simeone para intentar arreglar un partido que se le iba. Seguía su equipo plano, sin ocasiones ni centro del campo. Y lo hizo el Cholo, claro, girándose y mirando al banquillo, a ver si éste, como en capítulos anteriores, le ponía el final feliz al partido. Le faltaban cinco titulares (Juanfran, Godín, Filipe, Koke y Griezmann) pero ahí estaban Vietto y Saúl. Y de ellos tiró. Era el minuto 56 cuando Vietto salía por Augusto y Saúl por Óliver. Diez más tarde entre los dos habían arreglado el desaguisado a medias, marcando el empate. Lo hizo Saúl, que parece tener más definición que todos los 9 del Atlético juntos, y fabricó Vietto, destrozándole la cintura a Quini con un quiebro y asistiendo con precisión de cirujano.
El argentino fue el mejor de los rojiblancos en el rato que jugó. Al menos hizo algo. Combinó, desequilibró y asustó. Y casi marca el segundo, pero entre el palo y Juan Carlos lo evitaron. Esa ocasión del argentino despertó al Atlético, que jugó los diez últimos minutos con la intensidad con la que debían haber jugado los 80 restantes. El Rayo estaba cansado y lo buscó Carrasco, pero ya era tarde. Porque ayer sólo Saúl y Vietto fueron el Atlético.