“Madrid y Barcelona tienen jugadores que resuelven solos”
Jorge Sampaoli es uno de los técnicos nominados para ganar el Balón de Oro. Decidirá su continuidad con Chile el próximo día 4 y es uno de los entrenadores más cotizado.
—Tiene ofrecimientos para dirigir en varios equipos importantes. ¿De qué depende su continuidad en Chile?
—Depende de que al nuevo presidente le guste nuestro proyecto. Mi continuidad en la selección depende del cambio de mando del nuevo presidente el 4 de enero. Cada uno expondrá ese día su proyecto. Habrá que realizar modificaciones y se establecerán las nuevas pautas. Hoy estoy abocado a lo que suceda ese día. Antes de escuchar ofertas, primero expondré mi nuevo proyecto para la selección chilena. Es lo que le digo a todos los clubes que me han llamado.
—¿Cree que habrá un antes y un después de su nominación como uno de los tres mejores entrenadores del mundo por parte de la FIFA?
—Estar en la terna es una alegría enorme. La nominación está basada en el trabajo colectivo de Chile. Yo sólo soy el representante de un equipo que jugó con entrega y rebeldía. Ha jugado contra selecciones muy importantes, se está premiando la conducción pero hubo mucha gente detrás. Jugadores que se adaptaron a un protagonismo desmedido. Y la consecuencia de lo bueno que se hizo este año tiene como premio esta nominación.
—¿Cuál es para usted el mejor equipo del mundo?
—Si tengo que elegir, el Barcelona es probablemente uno de los equipos que más me gusta ver. Pero para mí el mejor equipo del mundo es el Bayern porque su entrenador busca muchos matices tácticos, al margen de la gran calidad de sus jugadores. Su técnico encuentra soluciones a los problemas que se le presentan durante un partido. Y de manera natural. Más allá de tener muy buenos jugadores de gran talento individual, se convirtió en una potencia colectiva que hunde a los rivales cada vez más en su arco. Los somete todo el tiempo, no los deja respirar. Pep tiene un valor sobre el dominio de cada partido, que a mí me gusta ver. Después puedo ver otros equipos como el Real Madrid o el Barcelona, que tienen jugadores tan diferentes que resuelven por sí solos un partido. O miro partidos de épocas pasadas porque ahí encuentro el disfrute del juego, no la tensión del juego.
—¿Qué le aportó su reunión con Guardiola en Múnich?
—Encontré un entrenador con una enorme capacidad para manejar a muchas figuras. Lo hizo en el Barcelona en su momento y ahora en el Bayern. Las hace funcionar como equipo. Me interesaba saber cómo modificaba formas estructurales en el juego de posición para que no se resienta la idea general de juego. Fue muy interesante la charla. Y Guardiola da parámetros para que un jugador potencie al otro de manera continua. Hoy hay jugadores mucho más absolutos, que potencian a otros. Por eso me interesaba especialmente hablar con él. Fue muy generoso conmigo.
—¿Siente que hoy los jugadores no disfrutan el juego?
—Creo que la mayoría de los equipos juegan a pasarse la pelota. Y antes se pasaban la pelota para jugar. El fútbol dejó de ser un juego para el disfrute. Hoy todos están presionados. La fricción en gran parte de los partidos es la característica constante. Se ha perdido el arte de lo que era el juego. Los jugadores creativos están en extinción, hay que volver a encontrar el hábitat para que se desarrollen los jugadores que a uno le gusta ver en un terreno de juego.
—Después de haber desarrollado en sus equipos las ideas del bielsismo, ¿por qué busca ahora desarrollar la libertad del talento individual?
—La influencia del bielsismo inicial tenía que ver con una búsqueda de dominio del juego que tenían los equipos de Marcelo con un juego más vertical, pero que estaba cercano a someter a los rivales más allá de que fueran superiores. Yo veía en Marcelo un entrenador que podía dirigir cualquier equipo del mundo, pero que iba a enfrentarse a cualquier equipo del planeta sin miedo. Hoy los complejos van creciendo. Fíjese en River frente al Barcelona; el equipo de Luis Enrique ganó cómodo. Esos partidos a mí me incomodan porque uno trata de que su equipo se rebele a la historia, ante la realidad. Hay situaciones que te permiten saber que hay que volver a encontrar a los jugadores deshinibidos, a los Messi, Ortega, Maradona, Cruyff, Pelé... los que tenían la personalidad para frenar el juego, para hacer una gambeta, que perdían la pelota diez veces y volvían a intentarlo. Hoy no hay tiempo, no se puede perder la pelota, hay una crítica despiadada y desmedida. Genera miedo, y se reprime el juego vistoso, de posición. Se ven espectáculos que sólo están destinados al choque.
—¿Hay un antes y un después en Chile tras ganar la Copa América? ¿Puede sostener este nivel de competitividad?
—Sí. Sabiendo que nosotros tenemos que jugar como un equipo, el juego debe estar sobre las individualidades. El jugador chileno tiene que estar convencido de que esa es la mejor manera de enfrentarse a los grandes equipos. Y seguiremos trabajando para continuar siendo protagonistas, si nos respaldan el 4 de enero.
—Si continúa, en marzo volverán a enfrentarse a Argentina en las eliminatorias. ¿Piensa aprovechar este momento de dudas de la albiceleste?
—A Argentina la golpeó haber perdido una final con jugadores tan importantes. El dolor de la derrota en la final de la Copa América tras el Mundial generó dudas. Creo que se va a recuperar y va a estar en el próximo Mundial. Y puede ser campeona del mundo. Tiene argumentos y al mejor jugador, que con sólo estar feliz puede ganar un Mundial.
—¿Es especial enfrentarse a Argentina para un entrenador argentino?
—Siempre es especial. Escuchar el himno estando en el banco de enfrente es durísimo. Yo no celebré con mis jugadores haber ganado la Copa América por eso. Lo especial de enfrentarse a Argentina en marzo será todo lo externo. Pero vamos a medirnos con jugadores que son muy difíciles de controlar, que tienen un nivel muy alto, hay que estar muy bien para ganarle a Argentina en marzo después de cómo se recuperaron contra Colombia.
—¿Volverá a intentar neutralizar a Messi como en la final? Es de los pocos entrenadores que lo ha conseguido…
—Contra Argentina no queríamos neutralizar a Messi, queríamos aislarlo, que no tuviera continuidad en el juego. Buscábamos cortarle los circuitos de juego y que no recibiera nunca la pelota de frente al arco. Aún así, Leo generó una chance de gol clara en el minuto 90 que Higuaín no llegó a controlar, porque es el mejor jugador del mundo. Aislando a Leo pudimos meternos en campo contrario. El aislamiento le impidió mostrar su mejor versión. Por eso no comprenderé jamás las críticas a Leo. Lo que sucedió es que nosotros resolvimos mejor que Argentina las situaciones del partido. El plan era evitar jugar en las áreas, porque los argentinos ofensivamente eran mejores. Y defendiendo, también. Lo que buscamos es que Argentina tuviera menos tiempo la pelota y nosotros generar situaciones de dominio para generar situaciones que incomoden, el desarrollo del partido se dio como queríamos y terminamos ganando por penaltis.
—Guardiola dice que una de las claves de su trabajo es saber apretar la tecla de encendido de cada uno de sus jugadores. ¿Siente lo mismo?
—Sí. Un entrenador es un gestor de emociones. Hay que estar muy cerca de tus jugadores, hablarles a cada uno de manera diferente. Todos los jugadores son distintos y les fuimos llegando de manera diferente. Hoy no se es sólo un entrenador de fútbol, sino un gestor de emociones de un grupo. Buscamos cómo entusiasmarlos. Armamos un plan conjunto con los jugadores. Porque yo puedo tener un plan de juego, pero hay que compatibilizarlo con los jugadores. Tratamos de que los jugadores se involucren con el plan. Hoy han evolucionado mucho a nivel de tecnología, tienen muchos estímulos, son millonarios, acceden a todo y todo es conflicto. Yo viajo dos o tres veces al año para saber cómo están. Y soy muy frontal con ellos. Los involucro. Tratamos de retrotraerles al amateurismo, a jugar por la camiseta, la bandera, por la alegría de su país, y los jugadores chilenos lo están absorviendo muy bien.
—En el fútbol actual muchos entrenadores se sienten más importantes que sus jugadores. ¿Qué piensa al respecto?
—No lo comparto. En el fútbol lo más importante son los futbolistas. El entrenador muchas veces planifica para él y no para el jugador. Yo aprendí que tengo que planificar para potenciar de la mejor manera al jugador que tengo que dirigir. Trato siempre de conmover a quien dirijo. Antes era mucho más fácil, había mucha más pureza, el jugador disfrutaba del juego. Hoy lo hace relativamente.
—¿Cómo optimiza el poco tiempo que tiene con sus jugadores en la selección?
—Nosotros tenemos un grupo de sparrings ya trabajando, pensando desde diciembre en los próximos rivales. Vamos a jugar en enero contra selecciones de Centroamérica y eso nos permitirá ver a algunos jugadores locales. Estamos potenciando a jugadores de sparrings de las categorías 97, 98 y 99 para que puedan ir incorporando el juego de Argentina y nuestro juego de posesión. Es importante que todos los jugadores tengan herramientas para saber con qué partido nos vamos a encontrar frente a Argentina.
—¿Por qué incorporó la tecnología a los entrenamientos?
—Más allá del vídeo y lo que mostramos, hay cosas que sólo vemos nosotros en los vídeos porque al jugador no le interesan. Entonces buscamos herramientas para despertar el interés del jugador. A los jugadores les interesa la play station. Entonces estamos terminando una aplicación que permita al jugador intervenir en un partido con diferentes opciones para jugarlo según su puesto. Y corregir situaciones que deberíamos hacer en el entrenamiento y a veces no tenemos el tiempo suficiente para corregirlo. Esta herramienta nos permite saber qué problema tenemos en una salida con pelota, en la presión, como se para el equipo posicionalmente, y ellos mismos con el software van resolviendo situaciones que a lo mejor en el partido, cuando quieren resolverlo, ya es muy tarde.
—Como hincha de River Plate, ¿sufrió en la final frente al Barça?
—Sí, mucho. Me dolió, como a todos los hinchas de River, que el equipo no lograse superar al Barcelona.
—¿Sueña algún día con dirigir a la selección argentina?
—Sí. Entrenar a Argentina es un sueño, porque es la selección de mi país. Ya cuando era jugador lo soñaba, pero no llegué. Más allá de saber que es muy difícil llegar a ese lugar por la competitividad que hay entre los entrenadores argentinos, nunca dejaré de soñar con algún día dirigir a la selección de mi país.