VIKTORIA PLZEN 3 - VILLARREAL 3
El Villarreal no da la talla y se deja el liderato ante el Plzen
Desperdició un 1-2, acaba pasando a dieciseisavos de final como segundo de grupo y se tendrá que ver con un primero. Gran Bakambu. La defensa hizo aguas.
El Villarreal no dio la talla en Plzen, perdió el liderato de grupo que tenía en la mano y se deberá enfrentar ahora en dieciseisavos de final de la Europa League a un duro rival. Un coco que bien haya cumplido en la fase de grupos con brillo o bien que haya caído de las alturas de la Champions con esperanzas. El papel del equipo de Marcelino este año no está ligado al buen fútbol ni a las batallas modestas. Mientras ha tumbado a equipos más fuertes como el Atleti, Sevilla y Athletic, ha fracasado ante rivales más asequibles como el Rapid, Levante o Getafe. Esta vez, ante un rival eliminado, no fue capaz de dar su mejor versión. Ni siquiera, a falta de fútbol, de mantener un 1-2 en el minuto 65’. El descontrol, la pérdida de balón y, sobre todo, una defensa con agujeros congelaron al Villarreal entre la niebla mientras Soldado y Bakambu intentaban enmendar la faena. El Plzen remontó sin necesidad de asfixiar a su rival. Lo consiguió sólo aprovechando sus regalos.
El primer tiempo del Villarreal fue de nuevo para olvidar. Ha repetido esta temporada demasiados ratos como esos. Sin ritmo. Sin ideas. Y casi sin disparar a portería. El Plzen no le dio demasiada guerra. pero el Submarino nunca pudo ser superior. Quizás quedó noqueado con la torpeza de Jokic y la capacidad inventiva del colegiado nada más comenzar. El primero cometió otro error imperdonable para esta categoría dejando un agujero en su espalda que parecía tener bien vigilada. El segundo regaló un penalti al equipo checo al ver un agarrón del lateral en su ímpetu de intentar corregir su torpeza. O quizás lo que vio una mano o incluso un desmayo. Sea lo que fuere sólo lo vio él. Kolar dio las gracias desde los once metros.
El Villarreal intentó recomponer la figura y recuperar las constantes vitales. Y le costó. Porque la defensa no da tranquilidad para lanzarse a la aventura, porque Bruno y Trigueros no mandaron como suelen y los extremos, un día más, no desbordaron. Sólo Soldado y Bakambu estaban dando el nivel. Así sólo ellos eran potencialmente capaces de dar una alegría. Y la lograron sin necesidad de hilar un jugadón. Fue muy cerca del descanso. Justo después de que Marcelino exteriorizara su enfado por lo visto con una patada al balón fuera de tono cuando corría por su lado que molestó al árbitro y espoléo a su equipo. Dos minutos después Soldado peinó un pelotazo que Bakambu convirtió en oro: se adelantó a la defensa, burló al portero y marcó con una galopada repleta de fe al más puro estilo Ronaldo.
El descanso pareció aclarar las ideas y las gargantas. Porque Marcelino debió alzar la voz más de lo normal. El Villarreal salió más enchufado en el segundo tiempo. Bakambu tuvo dos buenas ocasiones y Soldado una inmejorable. Pero ambos arietes fallaron demasiado pese a estar forjando una sociedad maravillosa, con el internacional español de asistente y el congoleño de pistolero. Comenzaba a cundir la desesperación, hasta que Jonathan, en un centrochut sorprendente, puso el balón en la escuadra y el Villarreal pareció encarrilar el objetivo. Pero este equipo no es tan fiable como el de antaño y tropieza con cualquier bache. Sólo tres minutos después los defensores no tuvieron defensa. Kopic burló a Adrián, centró y encontró a Kovaric, que ya se había desecho de la marca de Rukavina.
Todo lo demás durante 25 minutos fue un ejercicio de impotencia y descoordinación. El Villarreal corrió mucho y pensó poco. La mejor ocasión llegó en el 86’ tras otra gran asistencia de Soldado y un pase de la muerte de Trigueros que Denis no acertó a machacar. Ahí cundió un pánico que aún fue a más. Horava sacó los colores a la zaga en el 90’ con un zurdazo en mitad de su paseo por el borde del área. Bruno, en el último segundo, niveló el partido con una gran acción individual que no sirvió de nada. Ya era tarde. El Villarreal está en la siguiente ronda, aunque corre el riesgo de tocarle un miura. Una realidad que choca con la trayectoria de este equipo. No se sabe si tanta exigencia en febrero será un temor o una bendición.