El Roma no puede con el BATE pero logra el pase a octavos
Los de Rudi Garcia tuvieron las mejores ocasiones pero no lograron marcar. El empate del Leverkusen ante el Barça da el pase a octavos a los italianos.
Al Roma le fue suficiente un empate a cero ante el Bate para conquistar la clasificación a los octavos de Champions: un objetivo importante para el club y todo el fútbol italiano, que sin embargo tanto los jugadores como la afición no quiso celebrar. El club vive una crisis de juego y de resultados (esta noche sumó su quinto partido sin victorias entre Serie A y Liga de Campeones) y un rocoso Bate (que con un triunfo, gracias al 1-1 entre Leverkusen y Barcelona, se habría clasificado) estuvo a un paso de lograr la histórica hazaña varias veces. Algo que empeoró la relación entre la entidad italiana y sus aficionados.
La noche giallorossa empezó muy mal: Gervinho, que Garcia quería como titular, se volvió a lesionar en el calentamiento y tuvo que dejar su sitio a Iturbe, que completó la delantera con Dzeko y el español Falque. En la primera mitad dominó el miedo: los locales, a pesar de no sufrir peligros (el Bate nunca remató a puerta en los primeros 45'), no fueron capaces de asaltar el área rival y la mejor oportunidad fue un lanzamiento de falta del especialista Pjanic. Una actuación que causó una sonora pitada del Olímpico, que volvió a mostrarse medio vacío por la huelga de sus tifosi de la Curva Sud.
En la reanudación, conscientes del empate de Leverkusen, los equipos se partieron buscando el gol que habría supuso el pase: nada más volver a empezar, Dzeko y Florenzi se hicieron hipnotizar por Chernik, mientras que en el 68', tras un centro de Volodko, Szczesny neutralizó milagrosamente el chut de un solísimo Gordeychuk. El enfrentamiento continuó así, en un constante vaivén con oportunidades en ambas áreas, hasta que los giallorossi (como demostró el cambio Ucan-Falque en el 83'), decidieron conformarse con el empate, esperando que el marcador del BayArena no cambiara. Fue así, y los italianos conquistaron la clasificación en un ambiente surrealista: otra estrepitosa pitada desde las gradas, caras tristes de los jugadores y ninguna gana de festejar un resultado que en la capital italiana no se veía desde hace cinco años. Los “lobos” de los que habló García en la previa no se vieron.