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LEVANTE-ESPANYOL | LA CONTRACRÓNICA

Una Sylla en el fondo de armario

Sergio había trazado una revolución industrial para el Espanyol ante el Levante, que en realidad fue artesanal, fina y con criterio. Burgui, Sevilla y Mamadou piden más minutos.

Los jugadores del Espanyol celebran el gol de Mamadou Sylla.
ALBERTO IRANZODIARIO AS

Nada de esto fue un error. Fue el estribillo hace ya algunos años de la canción del verano, y como tal se repitió hasta la saciedad. Coti hasta en la sopa. El “nada fue un error” debía de barruntarlo Sergio sobre su alineación, pues cumplió con las expectativas: compitieron y se reivindicaron. Como Burgui, quien definitivamente merece ser algo más que un revulsivo. O Salva Sevilla, cuyo guante en los pies conviene tener en cuenta como alternativa a partidos trabados. Incluso Raillo, desaparecido desde la segunda jornada. Y, por supuesto, Mamadou Sylla. Le salió bien al técnico, aunque quizá sí fue un error, en el sentido literal, pues en la previa ya había indicado Sergio que “los futbolistas que jueguen deben demostrarme que estoy equivocado con ellos”.

Fondo de armario. Demostró el Espanyol tener mejor banquillo que el Levante, en un partido que nada tendrá que ver con el ‘remake’ del próximo lunes en Cornellà, empezando por un resultado que es bueno para la vuelta de la Copa pero difícilmente lo será en la Liga. Combinaron bastante futbolistas poco habituados a jugar entre sí, se concentró la defensa salvo en un par de acciones y supo leer el partido el conjunto entre cuando convenía trazar un juego de toque y cuando había que percutir por velocidad, sobre todo en los pies de Burgui. Remató el equipo B más que en algunos partidos el A y, aunque en la segunda mitad se diluyó un poco el invento por la falta de ritmo, se evidenció con asombro que la revolución industrial de Sergio en realidad fue artesanal y con criterio.

Llegó, vio y venció. Entró para dar oxígeno a Gerard Moreno y los dos primeros balones que tocó fueron para transformar un gol. Mamadou, que ya había dado buenas sensaciones en los minutos que había tenido repartidos por la Liga precisamente durante la baja del catalán, esta vez llegó, vio y venció. Primer toque: recorte seco y fino sobre Juanfran. Segundo toque: zurdazo y gol. El 0-1. Lástima que no pudo mantenerse el marcador, pero aun así sigue siendo un tanto crucial para la eliminatoria. Una Sylla para auparse hacia la Copa.

El que nunca falla. Y sería injusto no realzar también a Víctor Sánchez, un seguro de vida cuya presencia en la alineación ya presagiaba que algo saldría bien. Y así fue. Dio anchura y hechuras al campo y al juego, hasta que fue sustituido. Señal de que repetirá el lunes.

Rufo va para ‘biopic’. En un equipo plagado de suplentes, no solo Bardi debutó con el Espanyol, sino que también lo hizo Rubén Herráiz. En su caso con el primer equipo, vaya, ya que Rufo lleva toda una vida en el Espanyol. Y, si tiene continuidad entre los profesionales, dará para un ‘biopic’ hollywoodiense. Llegó de alevín, con Lluís Planagumà como entrenador, y regresó cual hijo pródigo a finales de julio repescado por el mismo técnico pero para el filial. Atrás quedaron tres años en el Málaga, a donde se lo llevó Casanova aprovechando aquel caos que un día fue (por suerte, ya no, y lo saben hasta en China) la cantera perica. Gran noticia su estreno y fenomenal guiño de Sergio al fútbol base.