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VILLARREAL 1 - RAPID DE VIENA 0

El Villarreal pasa y Bruno, todo un líder, agarra el liderato

El capitán da una victoria crucial ante el Rapid en el 78’ tras una clara mejoría en la segunda mitad. El Submarino depende de sí mismo en la última jornada.

Bruno durante el partido.
Bruno durante el partido. ANGEL SANCHEZ

Tenía que ser un líder como Bruno quien diera el liderato al Villarreal. Su gol fue la clave, sí; pero sobre todo su actitud y el hambre. Tras 45 minutos planos, sin soluciones, argumentos ni esperanzas, el capitán tiró del carro de su equipo como suele. Subió la línea de presión como había ordenando Marcelino, dejó claro que el balón desde entonces debía ser suyo y comenzó a empujar hacia el área con mordiente hasta revitalizar a los delanteros y, por suerte, encontrarse él mismo con el gol. El Villarreal ya estaba clasificado para dieciseisavos antes incluso de jugar, pero el 1-0 le sitúa como líder provisional a falta de rematar la faena ante el Plzen.

El primer tiempo fue un espanto. El Rapid, bien posicionado, no pasó apuros y por momentos llegó a mandar. Le faltó velocidad arriba para asustar. Al Villarreal le faltaba chispa en la circulación y, sobre todo, desborde. Salvo Denis y a pesar del 1-0, hay preocupación: no hay quien deje a su marca atrás. Castillejo, pese a mejorar en la derecha tirando la diagonal hacia adentro y hacer un segundo tiempo a su altura, sigue algo tímido y poco resolutivo cara a puerta. Debe asistir y rematar más. Y los delanteros, también con buena pinta como Samu, se alejan mucho del perfil de antaño que había con Vietto y Gio. Rematan bien, conducen menos y, por consiguiente, no son expertos en romper líneas. Así, hasta que las bajas devuelvan el brío, Nahuel parece casi imprescindible.

Aun así, el remedio que encontró Marcelino fue Samuel, que sustituyó a Bakambu (no termina de curarse el tobillo) para ser el segundo delantero. Y la cosa mejoró. Al menos en presencia. Otra cosa fue la puntería. La cara fue otra también porque la presión por fin se coordinó. A falta de elaboración, la fórmula fue robar más cerca de la portería. Así llegaron las ocasiones. Soldado tuvo tres, una de las cuales estrelló en el palo. Mientras, el Rapid sólo tenía noticias negativas. Si ya se había lesionado Dibon nada más empezar el partido, en el 60’ fue el turno de Novota, decisivo hasta el momento con sus paradas. El Rapid se recompuso un rato a base de interrupciones, cosas del oficio, pero siguió sin tapar del todo sus agujeros y acabó pagándolo. Primero Denis encontró un hueco a la espalda para ponerle un balón de oro a Samuel que no supo aprovechar. Era un aviso. Otro. Hasta que en una melé tras un córner, Bruno desatascó el partido y castigó al rival. Nada, ni siquiera el gol, fue bonito. Pero era suficiente. Hasta que se recuperen los lesionados y lleguen las eliminatorias en febrero, lo prioritario es cumplir. Ya habrá tiempo de gustar. Como antes.