Crioterapia y cambios para curar a un Madrid muy herido
Una defensa nueva y Casemiro en un partido a 3 bajo cero. El Madrid será primero si le gana a un Shakhtar debilitado por la guerra.
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Los teóricos de la convalecencia recomiendan el sencillo tratamiento de ganar el siguiente partido. Y luego el próximo y después, el otro, hasta acercarse al ganar y ganar y volver a ganar. Vale para Simeone siempre y vale para el Madrid ahora. Así que mientras el club se procuró una rueda de prensa analgésica de Florentino Pérez, que resultó más autodefensa que calmante, el equipo se enfrenta a un partido desapacible, probablemente a 3 bajo cero, en un estadio con hinchada prestada y ante un adversario, el Shakhtar, que conoció tiempos mejores.
La parte sencilla del duelo es la falta de dramatismo. Si el Madrid gana, acabará primero de grupo y se garantizará la vuelta de octavos en el Bernabéu. Si empata o pierde, le bastará con imponerse al Malmoe en casa en la última jornada para alcanzar ese objetivo. La parte complicada es elegir once en una plantilla dividida entre los señalados y los señaladísimos. Benítez anuncia cambios y los hará, probablemente, sin pisar una mina. Carvajal apunta a titular y Pepe y Nacho parecen seguros por las ausencias de Marcelo y Sergio Ramos, que arriesgaron sin éxito en el Clásico y ahora deben sanar.
También se cree que tendrá sitio Casemiro, la pierna fuerte que se echó de menos ante el Barça tras haber jugado completos los ocho encuentros anteriores. Si Kroos pierde su silla, lo tendrá merecido. Y a partir de ahí a Benítez le resultará difícil conciliar sus gustos, los egos de sus figuras y la rabia de la afición. Tocar la BBC sería imputarla formalmente. Mantenerla a toda costa, casi una provocación. Sentar a James sonaría a injusticia y dejar fuera a Isco, de nuevo, también. Prescindir de un Jesé en plenitud con medio ataque aún convaleciente también resultaría censurable. Una hecatombe como la del sábado lo pone todo bajo sospecha.
El Shakhtar también llega muy exigido. Su presidente, Rinat Ajmetov, hijo y hermano de mineros, hizo su fortuna, la mayor de Ucrania, con el carbón y el acero. Prácticamente es el único empresario del país que mantiene vivo su negocio a los dos lados del frente y también al equipo que él se inventó, aunque debilitado. Continúan diez brasileños, pero perdió a Douglas Costa y Luiz Adriano, los más notables. Está obligado a jugar en Lvyv, a 1.200 kilómetros de casa y en un estadio donde sólo él puede permitirse el alquiler. Aún así, es colíder de su liga, donde ha ganado los 10 últimos partidos. Y la depresión del Madrid lo iguala todo.