Dos regalos de Krychowiak hacen feliz el debut de Eusebio
Agirretxe hizo su noveno gol y Xabi Prieto sentenció la victoria de la Real ante un Sevilla desacertado ante Rulli y de bandazo en bandazo en la Liga.
Gzregorz Krychowiak, el intocable de Emery, tuvo una tarde de perros en Anoeta. Dos malos despejes aprovechados convenientemente por Agirretxe y Xabi Prieto dieron vía libre a la primera victoria de Eusebio como entrenador de la Real, afortunada y al fin feliz. El Sevilla asistió atónito al despropósito del polaco, un jugador fiable hasta el extremo que esta vez estuvo peleado con el balón. Autocrítico como es, a Krychowiak le costará olvidar el partido. Un borrón lo echa cualquiera. Pero hay cosas peores para el Sevilla. Sus brillantes victorias ante los grandes se emborronan en partidos que la temporada pasada convirtió en trámites y que este curso son un dolor de muelas. La Real, además de cambiar de cara, cambió de estilo y de suerte y escapó de los puestos de abajo con un fútbol más del gusto de la grada y Xabi Prieto de vuelta, otra vez sobresaliente.
Mateu, emocionado en el minuto de silencio (era el colegiado del Francia-Alemania el día del terror en París), no fue ayudado por su asistente en la jugada más trascendente de la primera parte. Immobile, asistido por Iborra, marcó el que hubiera sido el 0-1 en una jugada fugaz, con la Real con demasiados hombres delante del balón. El gol del napolitano, sin embargo, fue anulado por error. Entre esa acción y la extrañísima lesión de Andreolli, que pinta grave, se descentró el Sevilla, que tenía pinta de haber cogido el aire de un partido raro, de lluvia y viento racheado. La Real se fue animando al ritmo que menguaba el Sevilla. Entró por la derecha con Bruma, rápido pero poco preci y por el centro con Canales, que estuvo a punto de hacer un gol de calidad con un tiro malvado y al rincón que se marchó por poquísimo.
Si quería ganar el partido, el Sevilla necesitaba a Konoplyanka, suplente con vistas a Moenchengladbach. Si quería ganar en su debut, Eusebio debía hacer algo más. Immobile volvió a acercarse al gol pero Rulli, intuitivo, le sacó el disparo. Luego vino la jugada gourmet, con una volea plástica de Xabi Prieto, jugador de salón. Sergio Rico hizo un paradón. Fallaron Vitolo, Iborra..., y al Sevilla se le terminó cayendo encima una de las leyes más viejas del fútbol. De tanto perdonar, acabó viendo a Agirretxe hacer 1-0 en una jugada que no sucederá dos veces. Krychowiak despejó en dirección contraria y Agirretxe, que también iba a contramano, se encontró un balón volando. La definición sí que no fue casualidad. Con calma, hizo su noveno gol en la Liga. Xabi Prieto le puso la guinda a una actuación primorosa con el 2-0 y el Sevilla, por increíble que parezca, se fue de Anoeta en blan co y sin comprender absolutamente nada. Este año su paseo en la Liga va de bandazo en bandazo.