Raúl y el Cosmos entrelazan su leyenda
El domingo, Raúl se marchó acaparando la atención de todo el mundo, en una ciudad como Nueva York, poco conocida por el fútbol.
Este domingo durante unas horas el Cosmos de Nueva York acaparó la atención de todo el planeta para escribir un glorioso capítulo en la historia del deporte rey. Un fenómeno curioso para una ciudad poco conocida por su fútbol. Raúl se retiró alzando su vigesimosegunda copa como campeón del Soccer Bowl NASL, exactamente como lo hizo Pelé hace 38 años, en el año que nació Raúl. Intrigan las semejanzas entre el astro brasileño y el mítico ¨7¨ de Real Madrid, entre ellas los tripletes del Trofeo Jules Rimet y la Champions League.
Para los españoles criados en el extranjero, Raúl tiene un añadido significado puesto que su llegada marcó el comienzo del ascenso del fútbol español a la elite mundial. Por fin había un joven español que jugaba a ganar siempre y sin complejos a nadie. Por fin podíamos entrar en la conversación con italianos, alemanes e ingleses y de todo de lo que presumíamos, Raúl lo hacía realidad… en Old Trafford, el Parque de los Príncipes, Hampden Park, Estadio Olímpico de Múnich, y hasta en el Estadio Nacional de Tokio. La sequía de nuestro fútbol, salvo la Champions del Dream Team de Cruyff y el gol de Nayim, se arrastraba desde los años 60 y el gol que falló Cardeñosa ante Brasil se sentía como una maldición, no como la anécdota que es hoy en día gracias a una gloriosa generación y la forja de Aragonés. La audacia de Raúl en el campo nos llenaba de orgullo y sus logros consagraron nuestro fútbol. Por eso lo apreciamos tanto.
En una final dramática, donde el Fury de Ottawa jamás se rindió, e incluso estuvo cerca de empatar en los minutos añadidos, Raúl, acompañado por la firmeza en el medio campo de Senna, guio a los neoyorquinos a su séptimo campeonato de liga (1972, 1977, 1978, 1980, 1982, 2013, 2015). Actuación estelar del argentino Gastón Cellerino con un hat-trick marcando en los momentos claves del partido. Una final mágica donde se consagraron para la historia dos leyendas reconocidas en el mundo entero, el Cosmos de Nueva York y nuestro Raúl. Gracias eterno capitán.