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DESPEDIDA DE RAÚL

Raúl colgó las botas: se apaga el jugador, empieza la leyenda

Desde Paco de Paula a Valdano, de Del Bosque a Ginés Carvajal, cuentan las mejores anécdotas de uno de los futbolistas españoles más relevantes.

Raúl deja el fútbol como campeón de la NASL.
PETER FOLEYEFE

Raúl ha colgado las botas definitivamente. Se acabó: 21 temporadas, 22 títulos. El último, el título de campeón de la NASL con el Cosmos. Su etapa como maravilloso futbolista finaliza con 38 años. Han sido 21 años de carrera desde que debutó en Primera División con el Madrid un 29 de octubre de 1994. Un guión perfectamente diseñado. Dos espinitas se quedan en su corazón: haber conseguido algo grande con España (a punto estuvo) y el Balón de Oro, aunque él siempre pasó más de largo por los premios individuales.

El Raúl futbolista, con más de 1.000 partidos jugados, pasa a la historia, gloriosa por cierto (Tres Copas de Europa, siete Ligas, seis en España y una en Qatar; dos Copas Intercontinentales, una Supercopa de Europa, una Copa alemana, seis Supercopas nacionales, una de ellas en Alemania, una Copa del Emir y el título de campeón de la NASL).

Ahora empieza una nueva etapa. De momento se queda en Nueva York con su mujer y sus cinco hijos, cuando llegue junio modificará sus planes: “A día de hoy quiero seguir viviendo en Nueva York. Sé que algún día regresaré al Madrid, pero no en un corto espacio de tiempo”. Aún debe decidir hacia dónde quiere encaminar sus pasos. “No me siento entrenador y es algo que no pasa por mi cabeza para los próximos años. Además para ser entrenador hay que formarse y yo aún ni he comenzado”.

De Raúl se ha dicho y escrito todo. Más que un paseo por su carrera deportiva, desde AS Color, recordaremos algunos de los momentos de su vida relatados por muchos de los que estuvieron junto a él. Quizá no sean momentos importantes, pero sí los más emotivos. Momentos de Raúl que siempre quedarán en la cabeza de los que los relatan.

Francisco de Paula lo fichó para el Atlético. Su primer entrenador. “Era muy listo y muy trabajador ya desde niño. Y un líder. Tenía un carácter muy fuerte, era el que mandaba. Por eso le hice capitán. Quería jugar todos los partidos y siempre pedía quedarse un poco más al final de cada entrenamiento. Recuerdo con 10 u 11 años que tuvo paperas. Fue a vernos y le dije que esa semana no jugaría. Se puso a llorar sin consuelo, él insistió. Al final le puse la segunda parte…”.

Jorge Valdano es el otro hombre clave de su vida deportiva. Confió en él y le hizo debutar. Tiene mil y una historias, cientos de experiencias y un cariño permanente hacia su persona. Competitivo, listo, personalidad arrolladora, liderazgo… Adjetivos todos achacables a Raúl. “Teníamos cena de equipo en el Asador Donostiarra. Hacía un par de semanas que habíamos jugado contra el Albacete. Ganábamos 1-0 y quité a Raúl. El Albacete nos empató. Pues en esa cena, ya distendidos y contentos, Raúl me recordó aquel partido: ‘cuando empató el Albacete y yo en el banquillo dije ¡Toma!’. Alvarito (Benito) escuchándole rápido soltó: ‘No, no, míster, él no quiere decir eso’. La competencia que tenía le hacía ser hasta irreverente. Su personalidad era tremenda. Yo andaba preocupado tras su debut en Zaragoza. Falló tres goles cantados y les pedí a los veteranos que estuvieran encima, que le dieran confianza esa semana porque volvería a jugar a la siguiente. La respuesta unánime del vestuario fue: ‘Si te descuidas nos tiene que dar confianza él a nosotros’. Nunca entró al vestuario sintiéndose menos de los que ya estaban allí…”, recuerda Jorge Valdano.

Con Vicente del Bosque coincidió en la cantera y también fue su entrenador entre 1999 y 2003. “Recuerdo en el Sub-19 en uno de los torneos de Alcudia, Pasieguito, el Miguel Muñoz del Valencia, al verlo con un físico delgadito y escuchimizado nos dijo: ‘Este tiene que ser muy bueno porque entonces es inexplicable que juegue en el Madrid’. Sabía bien de lo que hablaba”. Evidentemente comprobó in situ que era excepcional. “También quiero destacar de él la gran memoria que tiene. Le pasa lo que a Casillas. Se acuerda de todos los partidos que ha jugado, de las anécdotas, de cada momento. Es increíble”.

Hierro es su amigo personal. Consejero en los primeros años, compañero después, le cedió la capitanía cuando dejó el Madrid en 2003. “A mí de verdad lo que tengo grabado en la memoria es la cara de espabilado que tenía con 17 años. Lo que le brillaban los ojos cuando estaba entrenándose con nosotros. Lo despierto que era. Eso me sorprendió muchísimo. Estaba continuamente analizando, su mirada denotaba que estaba ante la oportunidad de su vida. Y la pasión que ha tenido siempre en el trabajo”.

Alkorta es otro de los que en cualquier conversación de fútbol saca el nombre de Raúl. “Su primera Liga, la de Valdano, lo dejé en su casa de la colonia Marconi a las tantas de la mañana. Aparqué el coche como 100 metros. Estaba fundido. Llevaba una bandera del Madrid y otra de España anudada a la cintura. Observé como se alejaba feliz por aquel título, era increíble verlo. Hace unos meses, en Nueva York, con nuestras familias, recordábamos juntos ese momento. ‘¿Te acuerdas cuando me dejaste en la Colonia Marconi en aquel mi primer año y ahora estamos aquí en Nueva York? Todo lo que hemos pasado…’, me decía”. Recuerda con cariño los rondos cuando subió al primer equipo: “Como recién llegado tenía que entrar en el centro y él no quería, no había manera. La ‘culpa’ era de Jorge Valdano que le decía ‘tú tienes mucha personalidad y si no tienes que entrar no entras’. Iba en contra de nuestras reglas y nos ponía malos. Pero él, con su raza, no entraba y, encima, aguantaba el tirón”. Una historia sobre los dichosos rondos también la relata Valdano: “En su primer partido amistoso con el primer equipo, en Oviedo, antes del partido en una sala contigua había un tapete verde. Se pusieron a hacer un rondo y Laudrup le entregó la pelota mal, él la perdió y le dijo: ‘Te toca entrar que has perdido la pelota’ y Raúl le respondió: ‘No entro, tú me la diste mal’.

Con Víctor Sánchez del Amo, actual entrenador del Deportivo, estuvo en la cantera y también coincidió en el primer equipo: “Su capacidad de liderazgo se veía desde bien joven, a pesar de tener una personalidad más bien introvertida de puertas hacia dentro en el vestuario. Pero en el campo era todo lo contrario contagiando al resto su espíritu luchador. Recuerdo que con 19-20 años, yo en mi primera temporada en el primer equipo, en el primer año de Capello, se veía a Raúl en el vestuario capaz de ‘tirar’ de las orejas a veteranos consagrados como Hierro o grandes fichajes como Roberto Carlos. A mí como canterano educado en los valores de la antigua ciudad deportiva me chocaba esa osadía aún conociendo de las categorías inferiores la capacidad de Raúl. Pero lo más impactante era ver cómo esos veteranos respetaban los comentarios, unas veces de broma y otras en serio, hacia cualquiera de ellos. Lo habitual era pegarle una ‘colleja’ por cualquier motivo al chaval de la cantera que asomaba por el primer equipo”.

Ginés Carvajal, su agente desde 1997, conoce su vida al dedillo. Su mano derecha, su amigo. Guió su carrera en el Madrid, en el Schalke, en Qatar y ahora en el Cosmos. Así empezó todo: “Buscaba agente. Alberto y yo cenamos con él en un restaurante de La Florida (Madrid). Se unió a la cena Cañizares. Estuvimos hablando. Cuando ya se supo que nosotros empezábamos a representarlo le preguntaron por qué nos eligió. Dijo: ‘Me quedé con ellos porque en el primer encuentro no me pidieron ni el teléfono”.

Con Álvaro Benito empezó su carrera cargada de ilusión. Raúl debutó el 29 de octubre de 1994 y Álvaro lo hizo en El Molinón un año después el 26 de noviembre de 1995. Una lesión retiró a Álvaro del fútbol para siempre, pero su amistad con Raúl perdura en el tiempo. “Tengo tantas cosas en la cabeza. Mi debut fue en El Molinón. Justo en el túnel de vestuarios, antes de saltar al césped, se acercó a mí. Yo estaba nervioso, pero a la vez concentrado. Él vino decidido, me agarró por la pechera y me dijo: ‘No te cagues, ¿eh?’. Me ayudó siempre. Sus primeras vacaciones siendo ya jugador del primer equipo fueron conmigo. Me invitó a Menorca y allí estuvimos los dos juntos. 20 años después él sigue veraneando allí. Con mi lesión se portó de lujo conmigo. Fueron muchas las mañanas que vino a buscarme, que me llevaba a la ciudad deportiva para recuperarme. Deja de jugar al fútbol, pero no deja el fútbol y sé que le espera algo grande…”.

Podríamos llenar un libro con anécdotas y más anécdotas con Raúl. Se apaga el jugador de fútbol y empieza la leyenda. Sí, Raúl ya es una leyenda del fútbol. Defendió los colores de los equipos donde jugó, defendió a sus compañeros en momentos críticos (Morientes nunca olvidará como él y Fernando Hierro se enfrentaron a Florentino en Mónaco pidiendo explicaciones por el traspaso de última hora del Moro y la contratación de Ronaldo Nazario) y disfrutó jugando al fútbol. El balón le ha dado todo y le seguirá dando. “Cuando firmé con el Cosmos de Nueva York en diciembre dije que evaluaría cómo me sentiría al final del año y vería si continuaría jugando fútbol. Mi decisión es retirarme como jugador al final de esta temporada”. Su objetivo es prepararse, mucho y bien. Hablar de fútbol es hablar de Raúl…