Tévez: un campeón sin vacaciones en 16 meses
Ha encadenado sin parar liga italiana, Copa América y liga argentina. Soñaba con volver a salir campeón con Boca y lo logró después de 12 años.
En una era en la cual la mercadotecnica se carga a los jugadores de club, Carlos Tévez rechazó varias ofertas en el mes de julio (Atlético y PSG, entre otros) para continuar en Europa y a los 31 años regresó a Boca, el club donde se formó, para devolverle la grandeza. Y después de cuatro años de sequía, los xeneizes se consagraron campeones del torneo argentino gracias a su ídolo.
¨Volví para sentir esto¨, repetía un extasiado Tévez en el campo de juego de la Bombonera, levantando la copa y contemplando el festejo de sus compañeros, y el de los hinchas en las tribunas. Pocas cosas significan tanto para un jugador como poder ser campeón en el equipo del cual es hincha. Otras figuras de Boca Juniors han tenido el privilegio de ser ídolos y campeones en el club. Pero, en los últimos años ninguno como Tévez ha sabido forjar ese vínculo de amor que existe entre los ídolos y los hinchas de un equipo tan pasional como lo es Boca.
Sin vacaciones en los últimos 16 meses (desde agosto de 2014 a noviembre de 2015, pues encadenó liga italiana, Copa América y liga argentina), el exdelantero de la Juventus arribó en el mes de julio para ponerse -después de 12 años- la diez azul y amarilla que le valió a los 20 años la comparación con Diego Maradona. El hincha xeneize entendió que su sacrificio era un sentimiento genuino, y le regaló la mejor bienvenida que ningún otro símbolo de la institución había tenido. Unos 50.000 hinchas colmaron la Bombonera un 13 de julio para demostrarle al Apache que volvía a su casa. Y se restableció esa comunión entre los bosteros y el jugador del pueblo.
Tévez sintió que nada valía la pena si no volvía a salír campeón con Boca. Y aferrado a esa ilusión, contagió a su equipo con su liderazgo y su personalidad. Se sobrepuso al escándalo de la eliminación en la Copa Libertadores por el gas pimienta y guío con su fútbol a los xeneizes a la cima del campeonato. Y después de cuatro años sin conseguir un titulo en el campeonato domestico, cumplió con su promesa.
¨Salí campeón en muchos lados pero esta sensación es inexplicable¨, confesaba, emocionado, Carlitos. Sin la intención de ofender a nadie. Y haciendo público su sentimiento más profundo y sincero: su amor por Boca Juniors. Y la postal de la noche, la del heroe con su hijo Lito de casi dos años en brazos, y sus hijas Florencia y Katie tirando papelitos con la camiseta azul y amarilla con la dorsal ¨Papa 10¨.
Tévez ha forjado su destino para que los caminos del fútbol lo traigan de regreso a su viejo amor. Y a los 31 años volvió a disfrutar como a los veinte de festejar un campeonato en Boca. Su corazón volvió a latir como no lo hizo en una década. El dinero no pagará jamás el instante en que volvió a sentirse campeón con Boca. Porque de eso se trata el amor por la camiseta.