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BRASIL 3 - VENEZUELA 1

Brasil supera a Venezuela y Oliveira marca con 35 años

Willian adelantó a la canarinha a los 38 segundos de partido y luego hizo doblete. El veterano delantero abortó la ilusión venezolana de remontada.

VETERANO. Ricardo Oliveira celebra el gol ante Venezuela.
VETERANO. Ricardo Oliveira celebra el gol ante Venezuela.EFE

Brasil saboreó su primera victoria de las Eliminatorias y recuperó sensaciones que parecía tener olvidadas y guardadas en ese baúl de los recuerdos que es comparar la actual 'canarinha' con las anteriores. Bien es cierto que Venezuela llegó tarde a la fiesta -si es que se puede decir que se presentara- y que no tendrá muchos partidos más sencillos el conjunto brasileño que este en su camino al Mundial, pero al menos Filipe Luis sonrió, Willian sonrió, Oscar sonrió, Oliveira sonrió y así todos hasta lograr contagiar su sonrisa por primera vez en mucho tiempo. A los 38 segundos ya se vio que Brasil no dejaría pasar la oportunidad. Luiz Gustavo recuperó un balón en el centro del campo y Willian sacudió la portería de Baroja con un disparo letal. Qué decir de una defensa que encaja un gol en menos de un minuto. Mejor nada.

Salió con ritmo Brasil y se contagió quien menos lo tiene en la actualidad, Ricardo Oliveira, el veterano jugador de 35 años, la última apuesta de Dunga en el inusual casting de delanteros en el que se ha convertido la selección. El de Sao Paulo tuvo el segundo en sus botas tras un buen centro de Douglas Costa, activo por la izquierda y en permanente conexión con Oscar. Venezuela no daba señales de vida más que en las acciones a balón parado y su mejor opción para meterse en el partido fue mediante un cabezazo de Oliveira en su propia portería en una jugada así.

De no haber sido por los evidentes problemas defensivos venezolanos el partido se le hubiera podido complicar a Brasil, pero cada ataque suyo supuso una ocasión de gol. Filipe Luis, incisivo en ataque con su habitual ligereza, inició la jugada del segundo tanto, rematada también por Willian después de una preciosa dejada entre las piernas de Oscar.

Los espacios y los regalos de la Vinotinto atrás hacían presagiar una goleada. Tuvo cabalgadas Brasil para que así fuera y sin embargo cayó en una falta de eficacia que también le persigue desde hace tiempo. Aquello alargó el desenlace, por un momento inesperado con el gol aislado de Venezuela. En un córner, cómo no, Christian Santos apareció en el segundo palo para aprovechar la prolongación de Vizcarrondo.

Pudo ser el cambio de giro de una historia cuyo final sin embargo parecía escrito. Y era un final feliz para Brasil, el más feliz posible. En un centro desde la izquierda, con la mirada fija en el balón, se elevó Ricardo Oliveira para sentenciar el choque y celebrar un gol con Brasil diez años después de la última vez, como si el tiempo no hubiera pasado, como si la decepción del último Mundial hubiera sido una pesadilla desconocida para él. Dunga se sumó al romanticismo de la noche introduciendo a Kaká y recordando los viejos tiempos que evocó el partido, uno de esos que Brasil ganaba antes con suficiencia y ahora con paciencia.