La quinta y última oportunidad del capitán peruano
Claudio Pizarro es titular en Perú desde las clasificatorias para Corea-Japón. Estrella en Europa, sus números con la selección no son los mejores.
Si hay un jugador que ha dividido a la afición peruana en los últimos años, ese es Claudio Pizarro. El delantero, figura notable en Alemania, ídolo en Múnich y Bremen, nunca pudo consolidar su nivel con su selección: siempre se le exigió mucho y, si hablamos de números, no cumplió con las expectativas. Seis goles en cuatro eliminatorias y cuatro más en igual número de copas América son demasiado pocos para el goleador extranjero histórico de la Bundesliga.
Aun así, Claudio ha sido, desde su madurez personal y futbolística, el indiscutible capitán de Perú para todos los técnicos que ha tenido. Su nivel en Europa, el respeto que inspiraba en los rivales y su liderazgo le avalaban. Sus compañeros le admiran y los entrenadores confían en él. El “14” ha sido el líder de varios equipos nacionales que tuvieron todos algo en común: la triste costumbre de perder. Cambiaron los técnicos, muchos jugadores, los estadios (todo menos los calendarios, sabe Dios por qué), pero los resultados eran siempre los mismos. En las cuatro eliminatorias en las que Pizarro ha jugado, la blanquirroja ha quedado 8º, 9º, 10º y 7º, respectivamente. Ningún Mundial y muy poca ilusión; conflictos entre la prensa y el equipo, entre la afición y la prensa: todos contra todos en un país acostumbrado a la derrota.
Desde que la Federación apuntó a Sergio Markarián antes de la Copa América de Argentina en 2011, las cosas han cambiado para mejor. La selección se ha lavado un poco ese rostro manchado y herido por el fracaso. En Argentina las cosas se hicieron bien: se conquistó un tercer puesto y la imagen que quedó de Perú daba para ilusionarse. Luego llegó la eliminatoria, siempre difícil, con el mismo calendario que las últimas tres, y, a pesar de que la mejoría con respecto al desastroso proceso anterior fue clara, no se pudo clasificar a Brasil 2014. Pizarro seguía ahí, pero delegando cada vez más responsabilidades a nuevos líderes: Paolo Guerrero, Jefferson Farfán, Juan Vargas, Carlos Lobatón, entre otros.
Antes de la Copa América de Chile, después de una temporada casi sin apariciones en el Bayern del Pep, la mayoría de peruanos asumíamos que la relación Pizarro-Perú se había terminado. Ricardo Gareca, sin embargo, decidió convocarlo, lo que volvió a dividir a los aficionados y a los especialistas. Que estaba muy viejo, que venía sin ritmo, que necesitamos renovación. Lo cierto es que el papel de Claudio en la Copa fue importante: ya no era titular, pero cuando entraba aportaba control y experiencia, y cuando le tocó ser titular, anotó el gol más importante que Perú marcó en la competencia.
La noticia de su fichaje por el Werder Bremen, donde es ídolo absoluto, es muy buena para la selección. Allí tendrá minutos y podrá pasar los últimos años de su carrera –ha cumplido 37 hace poco- en una de sus casas, con tranquilidad y ritmo. Evidentemente, Gareca le ha vuelto a convocar para esta fecha doble, frente a Colombia y Chile. Ante las dudas sobre la forma física de Farfán –que ha optado por jubilarse temprano en el fútbol árabe a cambio de un salario que pocos podrían rechazar-, se especula con que Pizarro sería titular en Barranquilla.
Sea cual sea la decisión del técnico, Claudio ya está con el grupo. Con toda seguridad será su última eliminatoria y, a pesar de que muchísimos opinarán lo contrario, se merece llegar al final de esta durísima competencia con posibilidades de llegar a Rusia. Con 40 años en el 2018, sería una hermosa manera de coronar una carrera brillante en Europa y opaca en el Perú, y de silenciar de una vez esas críticas a veces merecidas y muchas otras desproporcionadas.