Ospina no tiene la culpa
La derrota en casa del Arsenal complica mucho sus pretensiones en la Champions. El colombiano hizo un gol en contra y redondeó una mala noche.
Suele suceder en el fútbol, cuando las cosas salen mal y los ánimos están exaltados, que la afición y los medios señalan a un culpable de la desgracia, con lo que resulta mucho más fácil explicarla. En este caso, tras la desastrosa derrota en Londres del Arsenal frente al Olympiacos, las críticas apuntaron hacia David Ospina. El colombiano, que es titular para Wenger en la Champions, pero suplente en la Premier, no pudo evitar un gol olímpico que era francamente evitable y complicó las cosas para su equipo.
Pero esto de ninguna manera puede servir para entender y explicar los diversos problemas de este Arsenal que muchas veces luce predecible y frágil. Si nos centramos solamente en el caso del colombiano, está claro que su falta de continuidad juega un papel clave en su estado de forma. Ospina arrancó la temporada pasada como suplente de Scezsny, pero, tras una tonta indisciplina, el polaco perdió su puesto y el colombiano aprovechó a lo grande su oportunidad. No volvió a soltar la portería y, de los 19 partidos que disputó el curso pasado, como recordó ayer Wenger tras la derrota, mantuvo en 14 su arco invicto.
Por algún motivo, el técnico francés decidió que este año el Arsenal necesitaba otro portero, y fichó a Petr Cech, que francamente es una garantía bajo los tres palos. Lo cual no es culpa de Ospina: él también tiene cualidades innegables y ha mostrado solidez y sobriedad cada vez que ha podido. La culpa, en realidad, la tiene este Arsenal que se empeñó en no fichar a nadie más que a un portero, cuando en otras zonas del campo tenía grandes necesidades, y cuando el colombiano había mostrado un nivel superlativo.
La falta de confianza que mostró Wenger en Ospina ha sido sin duda un golpe para un portero que sabe que puede ser titular en un equipo de élite, pero que se tendrá que resignar a pelear por su lugar todos los años. Evidentemente no es justo, y esta suerte de “gesto” de ponerlo sólo en Champions parece que terminará siendo contraproducente. Esperemos que no, porque Ospina deja siempre en alto el nombre de los latinoamericanos en Europa y porque su selección –que empieza a jugarse su clasificación al mundial en menos de diez días- necesita de un jugador con ritmo competitivo, no de un suplente que alterna de vez en cuando y que, cuando se equivoca, es el chivo expiatorio de un proyecto bastante bueno y atractivo, pero poco ganador.