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CAFÉ, COPA Y FÚTBOL

Carmona: "El Atlético me da fuerza para seguir luchando"

Por sus venas corre la sangre de los Habichuela y el perfume de todos los grandes artistas de la raza calé que impregna las cuevas del Sacromonte. Al creador de Ketama se le encienden los ojos hablando de flamenco y del Atleti.

Madrid
ANTONIO CARMONA
ANTONIO CARMONAEMILIO COBOS

—¿De dónde le viene su pasión atlética?
—Seguramente del barrio de Campamento, en Carabanchel, adonde nos trasladamos desde el Rastro cuando llegamos a Madrid. Campamento es Carabanchel y un barrio muy atlético, por allí no hay ni madridistas ni rayistas, ni nada, todos somos del Atleti. Mucha culpa de mi pasión atlética la tuvo mi tío Enrique, que nos llevaba desde muy críos al Vicente Calderón ante el disgusto de mi padre, Juan Habichuela, que es muy madridista pero nunca nos llevó al Bernabéu.
—Los Habichuela, divididos por el fútbol.
—Y tanto, mi padre fue siempre un gran hombre con toda la familia, nos ha tratado muy bien, es el tío más bueno del mundo y no recuerdo que, ni siquiera, nos levantara la voz…, excepto cuando se hablaba de fútbol y jugaba el Real Madrid. Con mi padre no se puede hablar de fútbol a no ser que seas madridista. He visto los platos de comida volar por el salón de mi casa por una discusión de fútbol, pero, claro, pobre hombre, con dos hijos del Atleti…
—Y, entre tanto, su hermano Juan con los huesos rojos y blancos.
—Juan siempre dice que cuando se muera quiere que arrojemos un poco de sus cenizas en el Vicente Calderón.
—¿Se quedará contento si el Atleti queda otra vez tercero, tras el Madrid y el Barça?
—Es muy difícil competir cuando hay tanto desequilibrio de presupuestos. El Atleti cumplió una misión casi imposible al ganar la Liga hace dos años y ser subcampeón de Europa. Tuvo un mérito sensacional, conseguido con un esfuerzo descomunal. Me quedo contento con su espíritu de pelea. El Atleti tiene el equipo que tiene, y sin las grandes estrellas del Madrid y el Barça ha sido capaz de plantar cara y estar ahí arriba. Veremos qué ocurre este año. De momento, el Sevilla se quedó temblando el otro día.
—¿En qué se diferencia el arte gitano de un atletista del arte de un madridista?
—Si hay arte, hay arte, da lo mismo del equipo que seas. En nuestro caso, los atléticos, guarda mucha similitud con el inicio de nuestras carreras. Yo empecé desde abajo, en Los Canasteros, un tablao de la calle Barbieri que era de Manolo Caracol. Y no he dejado de luchar y de creer que soy un artista desde que me levanto. El Atleti es igual, aunque no sean los mejores jugadores del mundo.
—¿Y de crío, entre cante y cante, le pegaba a la pelota?
—Sí, jugábamos en Campamento. Yo era defensa, y de los duros, pero a mí me iba más la música y estar con las chicas. Mi hermano Juan era mucho más pelotero. A mí me tenían siempre de reserva, aunque cuando había que dar leña siempre me sacaban.
—¿En casa estaban siempre de fiesta?
—Hombre, siempre no, pero muy a menudo. Llegaba mi padre del tablao con Paco de Lucía, con Camarón, Bernarda, Farruco, Chocolate… no sé, los mejores del mundo del flamenco, ¿y qué podía ocurrir?, pues que se montaban unas fiestas grandes, y como las paredes eran muy finas lo escuchaban todos los vecinos, menudo chollo para ellos. Al otro día nos decían: qué bien ha cantado anoche éste o el otro, o el de más allá.
—Penalidades no parece que haya pasado en su infancia.
—Nosotros no, yo tenía mis buenas bicicletas, y ropa de futbolista. Nos hemos criado muy bien, sin excesos pero sin problemas económicos, dentro de lo que cabe. Vivíamos 8 personas en una casa de 40 metros y de ahí salí yo con 27 años con mi mujer, Mariola, que me puso una pistola y me dijo: “¡Hombre ya está bien, vámonos juntos!”, pero yo habría seguido viviendo en mi barrio, que me parece lo más auténtico y donde me quiere mucho la gente. Lo recuerdo más que Granada porque yo fui el último de mi familia que nació allí y me trajeron a Madrid siendo un niño.
—Con ese ambiente y esa herencia flamenca es más fácil que le salga a uno la vena del arte.
—Nosotros teníamos menos exigencia que mi padre, que nació en el Sacromonte y estuvo siempre rodeado de grandes figuras. Yo cantaba desde los 8 años, y mira, mi primera actuación fue un homenaje a un portero del Atlético que se llamaba Rodri, ¿te acuerdas? Pero nunca me he sentido obligado a nada por ser de la familia Habichuela. En mi formación influyó mucho mi padre porque cuando volvía de actuar en América y otros sitios traía música latina y de otros estilos, como Ravi Shankar. En mi casa, aparte del flamenco más puro, se escuchaba todo tipo de músicas, desde Celia Cruz a los Beatles o Matt Monro.
—¿Cómo reaccionó su familia cuando creó el estilo de Ketama, un aire flamenco más ecléctico y alejado del purismo del cante jondo?
—Me decían que era muy gracioso, no que era bueno, que era gracioso. Y, claro, como llenábamos sitios de tres mil y cuatro mil personas empezaron a tomárselo en serio. Y qué les ibas a decir, mi padre venía de un estilo muy clásico y ortodoxo y esas nuevas músicas le costaba asimilarlas. Hay que tener en cuenta que yo me crié en Los Canasteros muy cerquita de Lola Flores y Antonio El Pescaílla, el inventor de la rumba, y estos no eran de la más extrema ortodoxia jonda, que digamos.
—Hay que tener mucha personalidad para demarrar así dentro de una familia con ese aire más clásico.
—Pues sí, hay que creérselo, igual que el Atleti, aunque no seamos grandes estrellas teníamos fe en nuestro camino. Hay que sentir lo que haces.
—¿Cuáles fueron sus fuentes de inspiración?
—Sobre todo, Paco de Lucía y Camarón, que eran los más modernos del mundo y en cada disco abrían nuevos caminos. También me he empapado de mucho ritmo latino y pop. No nos cortábamos y, además, nuestra gente nos animaba, y así salió Ketama.
—¿A Camarón le gustaba el fútbol?
—Le gustaba el fútbol y los toros. Camarón quería ser torero, todo lo contrario de los Habichuela, que queríamos ser futbolistas. Yo he jugado con Camarón, con Tomatito y Paco de Lucía al fútbol en la Casa de Campo. Camarón era un tirillas muy fino y Paco jugaba muy bien. Teníamos un equipo que se llamaba Atlético Camarón. Jugaba Paco, Joaquín Cortés, Antonio Canales, Alejandro Sanz, nosotros, La Barbería del Sur… Vestíamos con una camiseta del Camarón y un pañuelo de lunares atado al cuello. ¡Había que verles atándose las botas con un cigarro en la boca!
—¿Quién era su jugador favorito?
—Gárate me encantaba, qué clase, qué manera de moverse por el campo, tan ligero y virtuoso, pero también me fijaba mucho en Ovejero, que metía unos viajes de cuidado.
—¿Cómo ve que el Atleti siga vendiendo a sus estrellas cada año: Kun, Falcao, Arda Turan, Miranda...?
—Es comparable al negocio de la música. Nosotros empezamos en Nuevos Medios, que hicieron los mejores discos de Ketama del principio, pero luego lo que queríamos era dar un salto internacional para poder hacer giras por todo el mundo, Nueva York, París, Buenos Aires…. y puede ocurrir que a algunos jugadores muy buenos se les queda un poco pequeño el Atleti...
—¿A su amigo Sergio Ramos se lo traería al Atleti?
—¡Ojalá! Sergio es un fenómeno, un pedazo de jugador y, además, muy flamenco, algo debe de tener Camas para dar artistas como Curro Romero, Paco Camino o Sergio Ramos. Y creo que el espíritu del Atleti le va más a Sergio que el del Madrid.
—¿Siguió siendo Sergio su amigo después del gol de la final de Lisboa en el minuto 93?
—En ese momento no me acordé de que era mi amigo. Estuve una temporada alejado de Sergio y de toda su familia. No me salía llamarle, tenía un nudo muy gordo en el corazón. Esa maldita final la vi en Miami y no se me puede olvidar.
—Una de sus noches memorables fue aquella del Vicente Calderón con Prince.
—Tremendo. Cuando nos propusieron tocar con Prince no nos lo creíamos. Era una gira que incluía Barcelona, Madrid, Valencia y A Coruña. Al confirmarse, el promotor nos pidió que hubiera mujeres en el escenario y nosotros no trabajábamos con mujeres. Así que nos plantamos en el Rastro y llenamos la furgoneta de gitanillas. Y les dijimos: “¿A que no sabéis con quién vamos a cantar en el Calderón? Y las gitanas: “¿Con quién?, ¿con quién? “¡Con Prince!”, les dije exultante. Entonces las gitanas se miraron y nos soltaron: “¿Pero quién es el Prince ése?”
—¿Y llegasteis a hablar con Prince?
—¡Que va!, ni le vimos, era un tío muy raro.
—¿Cómo está saliendo el nuevo disco?
—Todas las canciones las hago yo y ahora lo que estoy haciendo es compartir las canciones con amigos. Compongo mano a mano con Alejandro Sanz, Alex Cuba, Luis Enrique y otros artistas latinos. De todas formas llevo dos años muy americano y ahora me apetece darle un toque más flamenco.
—¿Ha tenido que renunciar mucho a su espíritu y sangre flamenca durante su carrera?
—Por supuesto. Estoy al servicio de un público y de una compañía y ahí haces balance entre las canciones que me gustan a mí y las que sean del gusto del gran público.
—¿Con quién se queda del actual paisaje flamenco?
—Del cante, con Estrella Morente y Miguel Poveda, en la guitarra con los míos, mi tío Pepe Habichuela y con Gerardo Núñez, y ese genio que es Rafael Riqueni. Y en el baile, Farruquito.
—¿Cree que verá a su Atlético ganar la Champions?
—No tengo duda. No lo van a ver mis nietos, lo voy a ver yo, por supuesto. Yo rezo por mi familia y por el Atleti y eso es lo que me da fuerza para seguir adelante y creer en cositas buenas.