El Athletic suda la gota gorda para tumbar al Zilina
Un golazo de Elustondo bastó ante un rival valiente que murió en área bilbaína. Los leones perdonaron en exceso ante Volesak y acabaron pidiendo la hora.
El Athletic ya ha cumplido su segundo objetivo de la temporada. Tras la Supercopa, logró meterse ayer en la fase de grupos de la Europa League ante un valiente Zilina, al que sólo tumbó por el doble valor de los goles en campo contrario. Gorka Elustondo, con un derechazo perfecto, fue el único que acertó anoche con la portería de Volesak. Los leones dilapidaron un puñado de ocasiones y acabaron al borde del infarto cuando el gigante Skriniar cabeceó mansamente el último balón a las manos de Herrerín. Hasta al árbitro, que iba a pitar el final justo antes, le dio pena no conceder la última oportunidad al osado equipo eslovaco. El Zilina, con jóvenes futbolistas interesantes, se fue ovacionado de San Mamés.
Menos mal que el Athletic estuvo muy serio en defensa y neutralizó a William, la pesadilla de la ida. Sudó la gota gorda hasta el final, cuando la entrada de Cmelik sembró inquietud. Fue justo vencedor, pero no debió dejar tanta intriga.
El Zilina salió valiente, aunque dejaba unos espacios entre líneas y a la espalda de su defensa que eran un chollo. El simple movimiento de Aduriz al centro del campo descolocaba a su eje. Así, el ariete se convirtió en pasador de lujo. Plantó solo ante el portero a Susaeta y Beñat. La precipitación les llevó a no marcar.
Fue a la cuarta ocasión cuando el Athletic puso a su favor la eliminatoria. El Zilina sacó una pelota de su área como pudo y Elustondo la enganchó a bote con gran calidad desde lejos. Primer gran servicio del ex realista a San Mamés. Lo celebró sacando músculo. Minutos después, tuvo el 2-0 en un buen movimiento.
Los eslovacos, que no rifaron un solo esférico, apenas chutaron un par de veces a puerta, pero quedó la intriga del resultado porque Susaeta falló lo increíble a puerta vacía a la hora de juego tras un jugadón de medio equipo. Beñat puso todo el orden del mundo, pero hubo miedo. Los tres pitidos finales fueron un alivio.