Las chicas Sub-17 apuntan ante Suiza a su tercer título

Las Sub-17, vigentes subcampeonas de Europa, llegaron a Islandia sabiendo que el reto que tenían por delante era mayúsculo, con tres rivales durísimos en la fase de grupos. Empataron 1-1 con Inglaterra, golearon 0-4 a Alemania, la vigente campeona, y acabaron primeras de grupo tras ganar 2-0 a la anfitriona. Tiraron de coraje para eliminar a Francia en semifinales, empatando a dos minutos del final e imponiéndose en los penaltis.

Por ello, las Sub-17 sienten, ahora más que nunca, que pueden volver a hacer historia. España, vigente subcampeona, luchará este sábado (18:00, Eurosport), ante Suiza en Reikiavik, por su tercer título europeo, en su quinta final en el torneo. Lo harán de la mano de Pedro López que afronta su primera final como seleccionador, tras tomar el relevo de Jorge Vilda. 

Revancha. Las cinco jugadoras que cayeron el año pasado ante Alemania (Patri Guijarro, Aitana Bonmati, Carmen Menayo, Maite Oroz y Cintia Montagut) han contagiado al resto el hambre de revancha. Aunque no será ante Alemania, sino ante Suiza, su verdugo en semifinales. Si algo ya han logrado las Sub-17 en este Europeo es transmitir su alegría jugando al fútbol. Una alegría que es una mezcla de jugadoras con más experiencia y las que llegaron tras pegar fuerte en la Sub-16. Es el caso, entre otras, de Laia Aleixandri, con 14 años la benjamina, Lucía Rodríguez...

Pero si algo tienen en común todas son las ganas de traerse el título. Lo harán con un equipo preparado para afinar al máximo. Con Patri Guijarro, que acaba de fichar por el Barça, como directora de orquesta en el centro del campo. Lucía García, con 4 goles marcados, es la gran revelación en el ataque. Y dos heroínas, Natalia Montilla, autora del gol del empate ante Francia, y la portera Amaia Peña, que paró a las galas un lanzamiento decisivo en la tanda de penaltis.

La Sub-17, la selección más laureada del fútbol femenino español, con dos oros (2010 y 2011), dos platas (2009 y 2014) y un bronce (2013), aspira a su tercer título y, de paso, a borrar el sabor agridulce que dejó la Absoluta en el Mundial de Canadá.