“¿Villar? La investigación apunta al más alto nivel, donde él está”
Defiende a más de 120 clubes ante UEFA, FIFA, CONMEBOL y TAS. Conoce los entresijos del FIFAGate y de los escándalos de Neymar, el último de ellos en la Copa América.
—¿A qué se dedica su despacho, Eduardo?
—A todo lo que tenga que ver con traspasos internacionales y cuestiones jurídicas con UEFA, FIFA, CONMEBOL y el TAS. Asesoramos a más de 120 clubes de nueve países distintos, sobre todo de Sudamérica.
—¿Qué le parece como jurista todo el escándalo de la FIFA?
—Es muy grave. Hay que enfatizar que si no hubiera entrado el FBI todo seguiría igual, las elecciones de la FIFA se habrían celebrado normalmente y la Copa América no tendría la polémica de ahora. Pero la entrada del FBI fue fundamental. Tenemos la oportunidad de democratizar el fútbol, de buscar una profesionalidad mayor y de dotarle de transparencia.
—¿Existía cierta sensación de impunidad hacia el fútbol, no cree?
—La sensación de impunidad era algo normal, se sentía por todos lados, porque el fútbol lo manejan entidades privadas y no se les tocaba. Esa sensación se nota en Brasil, por ejemplo, donde los directivos se vieron involucrados en negocios discutibles con sobornos y no pasó nada. Hay otro punto que debe cambiar: las leyes de algunos países. En muchos no se considera soborno a un acuerdo entre entidades privadas, a diferencia de los negocios públicos.
—¿Qué va a pasar con los detenidos y con los buscados?
—Es un proceso largo. Hay gente detenida en Suiza, en Paraguay y en Argentina. Otros siguen desaparecidos. El próximo paso es la extradición a EE UU. Las autoridades deberán tramitarlo para que sean llevados a EE UU y allí se enfrenten a un proceso criminal.
—¿Trabajando ustedes a veces con ellos, intuían que esto podía pasar?
—De ninguna manera. Fue una sorpresa muy grande. Recuerdo que cuando me levanté y vi las noticias no podía creer lo que estaba pasando. Fue fortísimo. Nadie esperaba que el FBI entrara en una operación gigantesca como esa y haciendo detenciones un día antes de un Congreso FIFA. Que había una investigación del FBI se sabía, entre otras personas a Blazer desde 2012 o 2013. Pero que se llegara tan lejos....
—Ángel María Villar. ¿Dígame, puede caer también?
—El FBI ahora mismo está concentrado en los contratos que tienen que ver con la CONCACAF y la CONMEBOL. Esas fueron las denuncias criminales y los nombres ya salieron. Pero existen otros nombres que seguramente van a aparecer en el transcurso del proceso. También han informado de que han empezado las investigaciones relacionadas con los Mundiales. Hay que ver cuándo y cómo el FBI va a presentar las denuncias criminales contra esas personas que podrían estar involucradas en sobornos para 2018 y 2022.
—Es raro que Villar, vicepresidente de FIFA, no supiera nada de este asunto…
—Ahora mismo tenemos a muchos presidentes involucrados. En la CONMEBOL y en la CONCACAF prácticamente todo el management está involucrado. Son personas del más alto nivel. Las investigaciones van por ese sentido. Se va a perseguir por primera vez a los directivos más importantes, donde también está Villar.
—¿Y Blatter?
—No lo sabemos. Las investigaciones de momento dicen que Blatter no está involucrado en relación al Mundial 2018, pero también han dicho que una vez iniciado el proceso no van a parar. Es difícil saber dónde está el límite.
—¿Por qué Sudamérica se ha visto tan azotada?
—Siempre se escucharon cosas y hubo dudas. Además de limpiar el pasado hay que buscar soluciones para el futuro. Vemos que los sobornos se pagaron, muchos, por los derechos de televisión. Una solución es que la CONMEBOL haga como la UEFA y venda directamente los derechos y no a través de intermediarios. El intermediario es una herramienta para pagar sobornos.
—¿La CONMEBOL es demasiado condescendiente en todo, también en sus penas?
—Aquí hay que hacer una separación temporal. Hasta 2012 no existía un reglamento disciplinario claro. Los procesos eran manejados de manera muy precaria y eso suponía sanciones bajísimas y livianas. A partir de 2013 surgió un reglamento disciplinario, un tribunal de disciplina y una cámara de apelaciones siguiendo las reglas FIFA. Tardó en llegar, pero ha llegado.
—Usted defendió a Boca por lo del gas pimienta y salieron bien parados. ¿Éxito o mano blanda de la CONMEBOL?
—Fue un caso emblemático, el caso más importante de la historia de la CONMEBOL. Tenía unos componentes únicos y que difícilmente se van volver a repetir. Nosotros sabíamos que la pena sería dura. Lo que hicimos como defensa fue jugar limpio. Asumimos la responsabilidad, no dijimos que era culpa de la policía ni de un hincha de River disfrazado. Percibimos que CONMEBOL iba a eliminar a Boca de las competiciones de 2016 y 2017 y no lo hizo por los argumentos que mostramos y por la transparencia del presidente ante el tribunal. Esa transparencia fue clave para bajar la pena.
—¿Se llega a negociar cuando hay sanciones de por medio?
—No, de ninguna manera. No existe negociación disciplinaria. Es como un juicio. Al final todo se deja a cargo de los miembros del Tribunal y ellos deciden.
—¿No hubo negociación en la sanción a Neymar en esta Copa América? Cuatro partidos y que la CBF no recurra es porque algo grave pasó...
—La sanción fue dura, sobre todo cuando vemos que es un chico bueno y que se comporta bien. No se sabe qué le pasó por su cabeza. Seguramente tenía otras cosas en mente que no eran sólo el fútbol. Nadie imaginaba el comportamiento que podía tener, especialmente en el túnel de vestuarios. Lo que hizo en el túnel fue lo más grave para la CONMBEOL. Nosotros vimos por la televisión una cosa y con eso nos parecía que la sanción debería ser de dos partidos. Era lo razonable. Pero lo que pasó en el túnel fue más grave y eso hizo subir la pena. Se hubiera podido llegar a bajar a tres, con éxito, pero no hubiera sido fácil porque los hechos son graves.
—¿Dónde está el límite entre una conducta antideportiva y una agresión?
—Eso es lo que se debatió. Parece que hubo una divergencia en los informes del árbitro y del delegado, hasta qué punto le agarró y cómo. Por eso creo que la sanción hubiera podido ser más dura si algunas de las cosas que dicen los informes son verdad. Los cuatro partidos, por duros que sean, son razonables para el jugador.
—¿Qué prevalece, el informe del árbitro o el del delegado?
—El primero es el del árbitro, pero el del delegado también es complementario. Si el árbitro sufre una agresión debe ponerlo en el acta, eso es lo fundamental. No puede ser que el delegado diga algo y que el árbitro no le dé importancia. El árbitro debe relatar todo, sin ninguna excepción.
—Dice que Neymar podía estar pensando en otras cosas y no en el fútbol. ¿Por ejemplo en su problema con la justicia española?
—Es posible. El tema Neymar tiene su raíz en 2009, cuando una empresa compró el 40% de los derechos de su jugador sobre un posible traspaso de Santos a un club extranjero. En 2010 cambió la directiva del club y la nueva tenía una relación muy mala con esta empresa. Ahí comenzaron los problemas. El traspaso al Barça tuvo el exclusivo intento de bajar el monto final para perjudicarla. La demanda que hay en los tribunales tiene que ver con eso, con demostrar que se hicieron las cosas mal. Se buscó perjudicar a la empresa y disminuir los montos que debía recibir y eso va tener repercusiones posiblemente criminales.
—¿Neymar era consciente o fue culpa de su entorno?
—Es un problema que vemos mucho en el fútbol. Jugadores tan importantes tienen por detrás un número grande de gente que les aconseja y tramita sus cosas. Se hace eso para que el jugador sólo se preocupe por jugar al fútbol. Pero la realidad es que al final es él quien ha firmado los documentos. Seguramente no ha sido quien ha negociado, aunque debería tener un mínimo conocimiento, pero al fin y al cabo es el firmante. Formalmente el que firma es el responsable.
—¿Qué consecuencias puede tener?
—Hay que ver cómo sigue el proceso criminal en España. Yo no tengo conocimiento exacto del derecho español ni de las penas, pero es grave. En el momento en el que el juez admite tramitar un proceso criminal es porque le ve algún sentido. No es una sentencia, pero hay posibilidad de tramitarlo. Neymar y su padre deberán defenderse y después habrá un fallo que condene o no al jugador y a las personas cercanas.
—¿Y al Barcelona?
—También, puede ser. Y al presidente y al expresidente del club. Ya lo veremos.
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