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Beltrán: "Head up' es nuestra actitud: cabeza bien alta"

Cree que el perico nace, como él, pero también puede hacerse. Jesús Beltrán es igual de ácido y ameno en una entrevista que en su libro, ‘Head up’, historia de periquitos’.

Jesús Beltrán, autor de "Head up', historia de periquitos", posa para AS.
CARLOS MIRA

—¿En qué momento decide plasmar sus vivencias como perico en un libro?

—Casi sin darme cuenta, ni lo pensé, porque en verano escribo. Quise hacer algo corto, a modo de artículo, y fue creciendo. De repente me di cuenta de que tenía un libro. La gracia que tiene es no haberlo ideado, lo hace más fresco.

—Ahora que han puesto nombre a las puertas del estadio, usted precisamente reivindica en el libro que Zamora lo que debería tener es una estatua.

—Si yo fuera la Federació de Penyes, antes que un monumento a la afición, que podrían tenerlo todos los equipos del mundo, me hubiera inclinado por hacerle uno a Zamora. Valdría la pena porque es un referente universal del Espanyol del que no presumimos lo suficiente. Lo de las puertas, por cierto, me parece una muy buena idea pero mal llevada a la práctica, porque al hacer 98 puertas de golpe no das valor a ninguna. Hacerlo poco a poco quizá hubiera estado mejor. Es curioso, en las votaciones, el peso que tienen los 80, que es una época en la que no se ganó nada.

—Otro de los ‘mitos’ que rompe es que del Espanyol solo se puede ser por familia.

—Creo que eso es un dogma, que además nos empequeñece. Si es solo de familias, cada vez habrá menos pericos porque no todos los hijos van a ser del Espanyol debido a que el ambiente no te lo permite. No es real. Yo sí soy de un entorno familiar perico, pero en el libro explico que hay gente de Cuenca que es del Espanyol por un jugador en concreto. Y en los 80, precisamente, se produjo un salto cualitativo. En el Gol Sur de Sarrià hubo un movimiento joven que generó un polo de atracción muy importante hacia gente cuya familia no era perica. La mayoría eran chavales de 15 a 20 años, era un acto social. En esto hemos ido a peor. A mí me sorprende la media de edad en la Curva o la Juvenil. En la zona de mi peña, la Doctor Gert Diga 23, somos unos 70, y cerca de dos tercios tampoco son de parentesco perico.

—Ahora que habla del origen de la Juvenil, ¿qué le parece que la actual peña quiera cambiar su ubicación?

—Entiendo que deberían estar todos juntos, la división no ayuda y quizá falta autoridad o liderazgo en el club para cambiar eso, no digo que no lo hayan intentado. Justamente el rejuvenecimiento de la grada ayudaría.

—¿Falta entonces ambición, como también apunta en el libro?

—No somos un club absolutamente pesimista. Sabemos llevar la derrota, pero somos conformistas. No me gusta el lema de la ‘Maravillosa Minoría’. No es que me desagrade infinitamente, pero hacer bandera de esa situación es querer ser minoría siempre cuando nuestra aspiración debe ser crecer. El futuro está en abrirse, no en creerse una familia como ha pasado siempre. Kameni reclamó ambición y le abroncaron, lo lógico hubiera sido que le premiaran.

—Ha mencionado dos veces los años 80. ¿Los añora?

—El asunto es que los finales de los 70 y principios de los 80 fueron muy malos, con el club en una situación muy complicada e incluso sin saber cómo situarse en la sociedad. Pero todo fue creciendo, con el ‘Yo, cantera’, el Gol Sur... Hasta la UEFA de 1988, en que todo acabó. Si hubiéramos ganado, probablemente nos habría pasado como al Sevilla, nos habríamos ido a un escenario parecido al suyo de ahora. Pero no, después bajamos dos veces y llegó la demolición de Sarrià.

—En aquel momento, en 1997, recuerda usted en el libro que la situación económica justificaba la poca inversión en el equipo. ¿Acaso eso ha cambiado?

—Siempre ha sido así. Hace unos días estuve hojeando ediciones del ‘Dicen’ de los 40 y los 50, y ya hablaban de problemas económicos. El asunto es que te van vendiendo promesas: primero, que vendiendo Sarrià tendremos dinero para hacer un gran equipo y después, que Cornellà sería más que autosuficiente.

—‘Head up’, el título del libro, ¿debe ser el espíritu a tomar por los pericos?

—La expresión surge de cuando los miembros de la peña Doctor Gert salían de Hampden Park, tras caer en la UEFA, cabizbajos y en silencio. Entonces se encontraron con un grupo de escoceses que les dijeron: “Head up”, “levantad la frente” o “con la cabeza bien alta”. Esta anécdota refleja una actitud perica.