El primer objetivo asturiano es poder asegurar el tercer puesto

El Molinón vive hoy las dos caras de la moneda en el mundo del fútbol. La cara y la cruz. El sueño por ascender a lo más alto se cruza esta tarde en el estadio gijonés con el drama del descenso al infierno, la pérdida de categoría, la caída al abismo, siempre con consecuencias imprevisibles. En esas están el Sporting y el Sabadell, que se miden en busca de la gloria los rojiblancos, mientras que los arlequinados se agarran a su última esperanza de vida.

El Sporting prefiere no mirar a ningún lado y afrontará el último partido de la liga regular en casa con el objetivo de lograr el triunfo que le permita asegurar de forma matemática la tercera plaza de la clasificación. Lo primero para el equipo de Abelardo es cerrar ese puesto, que le daría la ventaja del factor campo y clasificación en los ‘playoffs’, y después buscar el mayor número de goles posible.

Los rojiblancos quieren estar preparados también en el caso de que el Mallorca provoque el tropiezo del Girona. Ahora bien, el propio Abelardo confesaba su desconfianza en que esa circunstancia pueda producirse.

Concentración. Abelardo tiene a su disposición a toda la plantilla a excepción de Barrera y Meré. El entrenador gijonés reunió anoche en Mareo a todos los disponibles precisamente parar buscar la mayor concentración y aislamiento de cara al encuentro. No se esperan cambios en la alineación.

Mandiá, por su parte, recupera al siempre peligroso Collantes, que será titular.

El encuentro estará rodeado del mejor ambiente de la temporada en El Molinón. Ambiente de alegría y de fiesta para la afición sportinguista. No así para el Sabadell al que solo le vale ganar.