Pasión en el Bernabéu: el campeón salta sin ninguna red
Chicharito o Benzema, duda en ataque para el partido de esta noche (20:45 C+ LC); Pogba, nueva amenaza. Iker Casillas no está entre los dudosos: hoy 150 partidos en Champions.
Entre los cientos de análisis posibles del encuentro de hoy (Sigue el partido en directo con AS.com) existe el riesgo de traspapelar el esencial: el Real Madrid es mejor. La Juventus es un equipo aplicado, italiano y en ventaja, ganador de su liga por cuarta vez seguida. Pero el Madrid es mejor. Además de oficio y elegancia genética, la Juve también tiene talento; sin embargo ninguno de sus futbolistas contaría con plaza fija en el once del Madrid. Ninguno, y digo bien. A Buffon, de 37 años, lo habrían expulsado hace tres o cuatro temporadas los mismos que pitan ahora a Casillas: por viejo, por aburrido y por topo. Pirlo, de 35, llevaría el mismo tiempo desterrado en Qatar o en el Cosmos.
Ya lo sabemos: ser mejor no basta, y en ninguna actividad es tan evidente como en el fútbol (quizá en la vida). Tampoco es determinante acumular más talento. Quedó demostrado en Turín. La Juventus le puso más convicción, pasión y energía. Reaccionó como los equipos bien arengados, como aquellos que se sienten heridos en su orgullo, como los que se rebelan contra el menosprecio general. Se comportó, básicamente, como el Madrid de las remontadas, aunque sin nada que remontar.
Los madridistas de corto y de largo se vieron sorprendidos por ese fuego, por la presión alta, por el juego de Tévez entre líneas y por la ferocidad de Morata en ataque. Lo que más asombró, pese a todo, fue la inacción propia. El Real Madrid fue desarbolado como en los viejos tiempos, cuando los rivales europeos eran más altos, más fuertes y más rubios. Es obvio que el equipo no fue capaz de situarse dentro del drama, por falta de concentración o por exceso de confianza en el partido de vuelta.
Ahora ya no hay red. Al final del alambre está Berlín y a cada lado se abre el vacío del fracaso y de la temporada perdida; caerán antes Iker y Ancelotti, pero el resto se precipitará detrás. No cabe, por tanto, el mínimo error. Para sobrevivir hay que protegerse de cualquier tipo de descontrol que pueda alejar el partido del fútbol y del talento: rojas, penaltis, errores groseros, lamentaciones patéticas o pitos absurdos. La primera consigna es huir de lo extraño.
Las dudas del once son conocidas y Casillas no está entre ellas. Sergio Ramos como central o centrocampista. Tres o cuatro medios. Chicharito o Benzema. Ningún plan es malo. Si no contara la prudencia, Sergio sería central y el dibujo un 4-3-3. Si influyera la justicia habría delantero mexicano. Si nos apuntaran con un fusil es muy posible que nos escondiéramos detrás de Benzema, Cristiano, Bale, James, Kroos, Ramos, Marcelo, Pepe, Varane, Carvajal y, por supuesto, Casillas (desde hoy 150 partidos en Champions) .
Pogba es el refuerzo que presenta la Juve con relación a Turín. Su presencia resulta inquietante porque el chico es un avestruz gigante que combina juventud, condiciones y locura en dosis desbordantes.
Para lo demás no hace falta una brújula. Copa de Europa, Champions, Real Madrid. Todo o nada. Generalmente, todo.