Barcelona
La actitud de Neymar es un problema para el Barcelona
El delantero brasileño ha tomado por costumbre desafiar al técnico asturiano del Barcelona. Luis Enrique quita hierro al gesto en público, pero tomará medidas.
Cuando parecía que la tregua entre Luis Enrique y Leo Messi daba sus frutos y el Barça retomaba el rumbo tras el famoso partido de Anoeta, ha estallado un nuevo problema de disciplina en el vestuario blaugrana. Neymar ha tomado por costumbre desafiar al técnico cada vez que lo cambia. El último episodio fue el sábado en Sevilla.
Al igual que pasó cuando se las tuvo tiesas con Messi, Luis Enrique optó por restar importancia en público al incidente. Si después de tener una discusión más que subida de tono con el argentino en un entrenamiento en el que Leo le llegó a citar en el vestuario para seguir la bronca a solas, el asturiano contestaba robóticamente cuando le preguntaban por el enfado: “no entro en polémicas”, el sábado calificó las especulaciones sobre el comportamiento de Neymar como de “chuminadas en las que sólo os fijáis vosotros. A mí, lo único que me interesa es el fútbol”.
Pero una cosa es el discurso de cara al público y otra el enfado de Luis Enrique con actitudes de algunos de sus jugadores que empiezan a mosquearle. El día antes de viajar a Sevilla ya respondió a Suárez, que afirmó en la COPE que era Messi el que le decía donde tenía que jugar, afirmando irónicamente que “sólo lo eligen ellos cuando ganamos”.
Factura. Luis Enrique está viendo como el vestuario, especialmente las grandes estrellas, se le están escapando de las manos y medita dar un golpe de autoridad. La primera medida podría ser la de dejar a Neymar en el banquillo el próximo miércoles en Champions ante el PSG. Lo que pasa es que el técnico deberá medir muy bien sus fuerzas antes de lanzar el órdago.
Futbolísticamente, Neymar demostró en Sevilla ser uno de los mejores del equipo y su concurso será necesario para seguir con opciones en todas las competiciones. La situación no es tan grave como para que no se arregle con una charla, pero la comunicación entre el técnico y los jugadores brilla por su ausencia hace tiempo.
Aquí es donde se echa de menos a un director deportivo fuerte. O que Bartomeu tome cartas en el asunto.