Y de repente se disputa hoy toda una gran final en San Mamés

Athletic y Valencia no llegan con la mejor moral a una cita clave de la temporada. Y de repente, se han topado de bruces con una auténtica final en San Mamés. La de los leones es por entrar en la Europa League, una competición de la que escapan como la peste los de Nuno. Hace tres jornadas, se hablaba del Valencia como alternativa al título. Hoy pelea por mantenerse en la cuarta plaza, con Atlético y Sevilla intratables. No puntuar en Bilbao pondría en seria amenaza la imprescindible Champions.

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Decíamos que no llegan ambos con el espíritu adecuado al partido. El Athletic perdió en el Sánchez Pizjuán su gran racha triunfal y a Muniain. Si la final de Copa en el Camp Nou ya estaba cuesta arriba, ahora más. Valverde había dado con la tecla situándole en la mediapunta y ahora deberá afinar el piano. Hay un niño prodigio como Unai López. Lo lógico es que la partitura caiga en manos de Beñat y Rico.

Los valencianistas llegan atosigados y preocupados por su gris fútbol ante el Villarreal. Las bajas de Parejo, Gayà y Enzo Pérez suponen un contratiempo por su inventiva. Rodrigo y Orbán tendrán sitio en el once. Son tipos pujantes, peligrosos.

Los dos entrenadores andan preocupados por Aduriz. Tras su lesión muscular en Balaídos, Valverde le cuida como al cristal de Bohemia. No es de extrañar: suma 19 goles en competición oficial y tiene una influencia tremenda en el juego. Ha marcado tres tantos en sus dos últimas visitas a Mestalla. Nuno le ha dado vueltas a la idea de situar tres centrales para aumentar su vigilancia, aunque se apañará con Mustafi y Otamendi. Hay que atender a Williams.