Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Barcelona | Maxi López

“Cristiano es fantástico, pero Leo Messi tiene algo más”

Llegó demasiado joven al Barça, antes, con 17 años debutó en River. Cuando se puso en el primer rondo con Ronaldinho, Deco y compañía ni olió el balón.

Barcelona
Maxi López.

¿Está usted asentado ya en Italia, ¿no?

—Después de muchos años cambiando de equipo y de ciudad cada dos temporadas, encontré en la Serie A mi casa, el lugar idóneo para acabar de hacerme futbolista y ser feliz haciendo goles. Pasar por Milán, Catania (dos veces), Sampdoria, Chievo y Torino me curtió mucho.

—Echando la mirada atrás, ¿llegó muy joven al Barça?

—Puede ser. Debuté con River teniendo 17 años, después de una progresión importante. Hice goles y se me propuso llegar a un equipo histórico con el que podía crecer mucho.

—¿Qué se encontró?

—Un vestuario que sabía a lo que jugaba y la sensación de comprender que al argentino no le queda otro camino que el de adaptarse rápido al lugar en el que debe ubicarse. Es clave, ya que si no es así, al final acabas perdiendo pasada y eso luego lo acabas pagando.

—Pero usted llegó al Barcelona y pronto se hizo notar...

—Tenía mucha competencia y ésta, mucha experiencia en Europa. Piense que competía con futbolistas como el sueco Larsson y Giuly, aunque por delante había atacantes como Etoo o Ronaldinho, en ese momento los mejores del mundo, sin duda.

—¿Se adaptó pronto?

—Necesité mi tiempo, como todo el mundo. Sufrí en las primeras sesiones, pero el hecho de que los compañeros me recibieran tan bien, me ayudó a verlo todo mucho más sencillo.

—Una curiosidad. El primer día se metió en el primer rondo, ¿y?

—Veía pasar la pelota a una velocidad anormal.

—¿Se asustó?

—No, pero comprendí que debía ser valiente. O me la jugaba o sabía que iba a acabar sufriendo. El proceso de adaptación del que antes le hablaba tenía una lectura clara: era matar o morir.

—¿Ahí conoció a Messi?

—Sí.

—¿Y?

—Pues traté de ayudarle, al igual que los chicos ya habían hecho conmigo anteriormente.

—¿Le impresionó la primera vez que lo vio?

—Leo siempre fue diferente a todos y eso se veía desde el primer día. Entró con la timidez necesaria, pero antes de que se soltara ya se veía que era diferente, que tenía más calidad que cualquier futbolista del equipo. Supimos pronto que ese chico haría cosas importantes en el fútbol.

—¿Cómo le acogió Ronaldinho?

—Como se veía en el terreno de juego. Ronaldinho era un chico humilde, que agradecía cada día poder jugar al fútbol. Se lo pasaba en grande. Cuando llegué, yo era el chaval para él. Él me dio la mano en el vestuario, como yo se la di a Messi después.

—¿Cómo eran esas sesiones de entrenamiento?

—Íbamos a espectáculo diario. Era un recital todo lo que allí pasaba. Ronaldinho y Leo iban a show diario. Las cosas que allí se vieron, de haberse grabado, hubiesen sido vídeos de precios desorbitados.

—¿Cómo ve la batalla Messi-Cristiano?

—Leo no se puede relajar teniendo a un rival como Ronaldo. Se retroalimentan, pero no soy objetivo: Cristiano es fantástico, pero Messi tiene algo más y si está a tope, es imparable.

—¿Recuerda su primer gol?

—Al Chelsea en Champions. Vencimos 2-1 e hice un buen partido. Hice el primero, al hacerme espacio dentro del área y cruzar un potente tiro a Cech y luego habilité a Etoo para que lograse el segundo gol del equipo.

—¿Dónde vio la final de París?

—Al lado de Messi, que fue descartado. Siempre pensé que eso le picó mucho y le motivo para lo que había de venir.